Extracción de muestras en el Pacífico fuera de la costa de México. Foto UW
Cuando
no hay oxígeno, bueno… ¿qué tal respirar arsénico? No parece nada agradable,
pero eso hacen microorganismos en una gran área del Océano Pacífico.
El
descubrimiento lo hizo un equipo de la University of Washington y lo publicó en
Proceedings ot the National Academy of Sciences (PNAS).
Es
una estrategia de supervivencia que se observa en partes del ambiente marino
con baja cantidad de oxígeno. Una situación que con el cambio climático será
más común.
“Pensar
en el arsénico no como algo malo sino también benéfico, me hizo redefinir el
modo en que veía este elemento”, explicó Jaclyn Saunders, quien hizo la
investigación como tesis doctoral.
“Hace
mucho sabemos que hay bajos niveles de arsénico en el océano”, dijo Gabrielle
Rocap, coautora, profesora de oceanografía. “Pero la idea de organismos que
pudieran estar usándolo para vivir es un nuevo metabolismo para el océano
abierto”.
Los
investigadores analizaron muestras de agua salada de una región debajo de la
superficie donde el oxígeno es casi ausente, forzando la vida a desarrollar
otras estrategias.
“En
algunas partes del océano hay un sánduche de agua donde no hay oxígeno medible”,
dijo Rocap. “Los microbios en esas regiones tienen que usar otros elementos
para extraer la energía de los alimentos”.
Las
alternativas más comunes al oxígeno son el nitrógeno o el azufre. Las investigaciones
previas de Saunders sugerían que el arsénico también podía funcionar.
El
grupo analizó muestras recogidas en un crucero de investigación en 2012 en el
Pacífico tropical, fuera de las costas de México. El análisis genético del ADN
extraído del agua halló dos mecanismos conocidos para convertir moléculas
basadas en arsénico para obtener energía.
Los
resultados sugieren que los microbios que respiran arsénico son menos del 1 % de
la población de esas aguas. Los hallados en el agua probablemente están
relacionados distantemente con microbios que respiran arsénico en fuentes
termales o en sitios contaminados en tierra.
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