No,
la cosa más extraña de los gatos no es que muerdan tobillos o que se restrieguen
contra la pierna de las personas o se asusten con su sombra.
Lo
más extraño es otra situación que casi todos desconocen:
Los
gatos tienen una granja de bacterias en su región anal. Y por una razón
especial.
Ellos
usan sus glándulas anales para producir una feromona maloliente hecha de varios
químicos volátiles. Resulta que es muy probable que ellos mismos no produzcan
todos esos compuestos: se apoyan en los microbios que viven en las glándulas.
El trasero de los gatos alberga una granja de bacterias. Foto Flickr
Eso
sugiere una investigación reciente, publicada en el servidor preimpresión
bioXiv.
Hay
que recordar que la comunicación química es común en los mamíferos. El perro
anuncia con ella que un hidrante le pertenece y una mofeta dice a otros que se
alejen.
En
el caso de los gatos domésticos usan un lenguaje químico complejo para marcar
territorio con mensajes que les dicen a los otros quiénes son y si están listos
para aparearse.
Los
investigadores analizaron las secreciones de aquella glándula en un gato
bengalí. “Estábamos examinando la hipótesis de que en parte mantienen esas
glándulas como incubadoras de bacterias para producir olores que son importantes
en las señales felinas”, explicó David Coil, biólogo de la Universidad de
California en Davis, coautor del artículo, citado por el portal Live Science.
En
una veterinaria en Oakland, y con consentimiento del dueño, se masajeó la zona
anal y se extrajo fluido de sus glándulas.
Luego
en laboratorio se identificaron los compuestos químicos y las bacterias en las
secreciones. Se cultivaron algunas e identificaron los compuestos que los microbios
produjeron.
El
resultado; la secreción anal contenía 127 compuestos y la bacteria cultivada
producía 67. De estos, 52 se encontraron en el fluido.
Para
Jonathan Eisen, biólogo coautor, es sensato pensar que los microbios elaboran
esos compuestos.
Entonces,
los gatos prestan la región anal para que las bacterias vivan allí y a cambio
estas producen los químicos que les ayudan a comunicarse.
Solo
se estudió un gato, por lo que habrá que ampliar la muestra y proseguir las
investigaciones.
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