Almacena tanto carbono que cualquier incendio es un desastre que puede sentir el planeta. Este año en la República de Saja (Rusia, Siberia) han ardido más de 84 000 kilómetros cuadrados de los bosques de alerces, un tipo de coníferas que son capaces de tolerar los -70° Celsius del invierno y vivir sobre el permafrost. Un territorio como el de Antioquia y Córdoba juntos.
Pero ¿qué tiene de especial estos bosques poblados con Larix gmelinii? Estos bosques no son parecidos a ninguno otro de la Tierra. Cada invierno pierde sus agujas y el clima es tan frío que hay pocas bacterias, hongos o invertebrados para descomponerlas, una muestra de la enorme cantidad de carbono almacenada en la región.
"Es una enorme cantidad, casi cuatro veces el promedio" (de lo que arde cada año) dijo Amber Soja, investigador asociado del Instituto Nacional del Aeroespacio y la Nasa, quien ha conducido estudios en la región.
Saja es dos veces más grande que Alaska (el estado más grande de Estados Unidos) y cinco veces más que Madagascar. "Lo que suceda allí, y en los bosques boreales, importa tremendamente", dijo Soja. "Estos bosques almacenan más carbono que cualquier otro tipo de bosque en el mundo, aún más que las selvas húmedas tropicales".
Hay fuegos que duran semanas, otros meses,. Hay algunos ardiendo todavía. No solo arden los alerces, se derrite el permafrost liberando carbono y metano que han permanecido en el suelo durante milenios.
En otras ocasiones, los fuegos se han presentado más al norte del Círculo Ártico, en esta ocasión más al sur.
Pero la causa detrás de estos fuegos es la misma, independiente de la región: las sequías y el calor amplificado por el cambio climático.
Más leña para el calentamiento global.
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