En la remota Antártida, el continente blanco, científicos
encontraron residuos de Hierro-60, un raro isótopo de ese elemento.
Estación Kohnen en la Antártida. Allí cerca se halló el polvo cósmico. Foto cortesía estación
Aunque podría parecer algo normal, tras descartar su
posible origen en plantas y armas nucleares acá en la tierra, los astrónomos
deducen que se trata de un isótopo generado en una de las más violentas
explosiones del universo: una supernova.
Una supernova que sucedió hace millones de año, cuando
alguna estrella masiva explotó al final de su ciclo, cuando se agota el
combustible.
Los científicos analizaron unos 500 kilos de nieve
reciente que recogieron en una zona alta cerca a la estación alemana Kohnen.
Allí la nieve está más libre de contaminación terrestre.
El polvo con el hierro-60 fue entonces detectado. Este
isótopo no es de común ocurrencia en nuestro planeta.
Un isótopo es una versión de un elemento que difiere en
el número de neutrones en sus átomos.
¿Cómo llegó a la Tierra? Se esparció por una región del
espacio tras el estallido de la supernova y en algún paso de nuestro planeta
por esa región entró en contacto.
No es algo extraño. Según una nota en Scientific
American, nuestro sistema solar está cruzando hoy por una gran nube de polvo
espacial, llamada la Gran Nube Interestelar.
Para descartar origen terrestre, los investigadores
estudiaron además el manganeso-53, otro isótopo, creado también por radiación
cósmica. Al analizar la relación entre los dos isótopos hallaron que el
manganeso-53 era menos que si hubiera sido de origen local.
El hierro-60 existió en la infancia del planeta, pero
decayó luego. Se genera en reacciones nucleares en plantas y queda confinado
allí.
Entonces, dedujeron que se trata de polvo generado en una
explosión de supernova.
¿Cuándo sucedió y dónde? No se sabe. Y tal vez nunca se sepa.
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