El espacio cercano a la Tierra se está llenando de satélites. Ilustración ESA
Con la puesta en órbita de 60 satélites de comunicaciones
por la empresa SpaceX con la idea de brindar cobertura mundial de internet,
astrónomos comienzan a preocuparse.
Esa compañía ya había puesto otros 60 en órbita en mayo. Unos
satélites llamados Starlinks y se espera que de acá hasta el próximo año sean
cientos los que orbiten de la Tierra en esta nueva apuesta. Y miles en unos
pocos años más.
No es la única empresa que anda en eso. Amazon y la
británica OneWeb también lanzarán una jauría de satélites al espacio.
Pero ¿por qué se quejan los astrónomos?
Las megaconstelaciones de brillantes satélites afectarían
la visión del universo desde la Tierra. Esos aparatos serán un obstáculo para
los telescopios en tierra.
Hoy hay más de 20 000 objetos de toda clase en órbita
terrestre, muchos de ellos pequeños. Varios de los 1584 Starlinks que se sumarán de acá a
2020 en una órbita a 550 kilómetros en un momento dado disminuirán la
capacidad de observación entre el amanecer y el anochecer, 0.8 % del tiempo
dispuesto para los grandes telescopios en Chile.
Para el futuro telescopio
LSST, de Estados Unidos, que estudiará las energía y la materia oscuras,
sí podría ser una dificultad en su rastreo de todo el cielo una de cada tres
noches.
Ante la situación, SpaceX informó que construirá los
suyos de color negro para mitigar los impactos.
Pero los radiotelescopios tendrían otros problemas: miran
al universo en longitudes de onda que también se usan para comunicaciones de
satélites, hecho que afectaría la calidad de los datos. Hasta ahora no ha
habido problemas, pero con miles más la cosa puede cambiar.
Esto sin mencionar el atiborramiento del espacio cercano.
Ya la Agencia Espacial Europea tuvo que mover un satélite, el Aeolus,
rastreador de vientos, para evitar colisión con un Starlink.
Los problemas apenas comienzan.
Nota: con aporte de Nature
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