Cuando no se duerme bien, es posible que al día siguiente ocurran momentos de microsueño, esa interrupción momentánea de la vigilia y de la actividad cerebral que puede durar pocos segundos, que en algunos casos pueden ser fatales, como cuando ocurren al conducir un auto.
Tales microsueños se consideran entonces negativos en general, pero científicos se preguntaban si traen los beneficios que trae el dormir. Y lo que se encontraron es demasiado llamativo: el primer animal que en temporada de anidación y crianza exitosa en su medio natural mantiene un sueño totalmente fragmentado.
Sí, se trata del pingüino barbijo Pygoscelis antarcticus, que durante el día tiene unos 10 000 microsueños. Mientras incuban sus huecos, acumulan gran cantidad de sueño con esos continuos microsueños y son exitosos en la cría de sus descendientes, hecho que sugiere que a través de esos brevísimos periodos de sueño obtienen los beneficios restaurativos del sueño.
Para los autores, tal vez se trata de una adaptación ante la constante presencia de pagalos subantárticos (Stercorarius antarcticus) aves que roban sus huevos y como respuesta al continuo ruido y agresión de otros pingüinos en la colonia.
El estudio fue adelantado por investigadores del Neuroscience Research Centre de Lyon (Francia), el Korean Polar Research (Corea del Sur) y el Max Planck Institute for Biological Intelligence en Alemania, quienes grabaron por vez primera el comportamiento y la actividad cerebral de aquellos pingüinos en la isla King George, Antártida, para lo cual utilizaron dispositivos que registraban esa actividad. Los grabaron durante once días en tierra y en el mar, donde se sumergen hasta 200 metros.
Se estudiaron en el borde de la colina, más expuesta a las aves depredadoras, y en el centro. La onda lenta de sueño típica de las aves se dio en ambos hemisferio cerebrales al tiempo, o en uno de ellos. Cada episodio fue muy breve, de máximo 5 segundos. Pese a ello, obtenían de 11.5 a 12 horas de onda suave del sueño por día, unos 500 episodios por hora.
En lo comportamental, este sueño fragmentado se manifiesta con un frecuente cerrar o abrir de ambos ojos o uno solo.
De modo extraño, los pingüinos en el borde no dormían menos sino más, 10 % más en promedio, situación que sugiere que para ellos son de mayor cuidado las molestias y agresiones de otros miembros de la colonia que la presencia de las aves depredadoras.
También demostraron que dormían mientras flotaban en el mar, aunque menos tiempo.
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