Vista de la simulación usada en el estudio. Foto UCR/Than Jahn
No solo las lunas orbitan sus planetas y estos al Sol. También
las galaxias orbitan otras.
En nuestra Vía Láctea se han descubierto más de 50
galaxias satélites que giran a su alrededor, siendo la más grande la Gran Nube
de Magallanes, que se observa desde los cielos del sur.
Pero astrónomos acaban de descubrir un caso de robo
galáctico y la culpable es nuestra galaxia.
Los investigadores de University of California,
Riverside, descubrieron que varias galaxias pequeñas o enanas, algunas de ellas
ultradébiles (difíciles de ver) le fueron sustraídas a la Gran Nube por nuestra
galaxia. Se incluyen algunas más brillantes y bien conocidas, como Carina y
Fronax.
El descubrimiento lo hicieron con datos del telescopio
espacial Gaia sobre el movimiento de varias galaxias cercanas, contrastando con
simulaciones cosmológicas hidrodinámicas.
Eso, más las posiciones en el cielo y las velocidades
estimadas de material como la materia oscura en la Gran Nube de Magallanes,
permitieron determinar que al menos cuatro enanas ultradébiles y dos clásicas,
las citadas, fueron satélites de la GNM. Mediante el proceso de fusión, la Vía
Láctea, más masiva, usó su poderoso campo gravitacional para separar la Gran
Nube y ‘robarse’ esas galaxias, dijeron los astrónomos.
“Estos resultados confirman nuestros modelos cosmológicos,
que predicen que pequeñas galaxias enanas en el universo deberían estar también
rodeadas por una población de galaxias acompañantes más tenues”, explicó Laura
Sales, quien dirigió al grupo.
“Esta es la primera vez que logramos mapear la jerarquía
de la estructura de formación de las enanas débiles y ultradébiles”.
El hallazgo tiene implicaciones no solo en cuanto a la
masa total de la GNM sino sobre la formación de nuestra galaxia.
Este estudio aparecerá en noviembre en Monthly Notices of
the Royal Astronomical Society.
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