Como este paisaje de Quisquiro, altiplano de Sudamérica, debió ser el cráter Galle de Marte. Foto M. Bocharov
Hace 3500 millones de años el agua corría por Marte. El
robot Curiosity de la Nasa acaba de detectar lo que fue un oasis en el cráter
Gale, donde se halla explorando.
Por las paredes del cráter, de 150 kilómetros de
diámetro, rodaba el líquido hacia las profundidades.
Ese paisaje cambió y hoy es seco y desértico debido a la
transición ambiental del planeta rojo.
Cómo se dio ese cambio intriga todavía a los científicos,
que esperan que n una región cercana a donde está hoy, el explorador aporte
indicios. Es una zona formada en condiciones aún más secas.
El Gale es un cráter de impacto. El sedimento arrastrado
por el agua y el viento llenó el piso, capa por capa. Cuando se endureció, el
viento cavó la roca en el monte Sharp, al que hoy está subiendo Curiosity, de
acuerdo con un reporte de la Nasa.
Expuestas en la ladera, cada capa revela una era
diferente de la historia marciana y revelan pistas sobre el ambiente que había
en esa época.
“Fuimos al cráter Gale porque preserva este registro
único del cambiante Marte”, dijo William Rapin, de Caltech, quien encabezó el estudio
publicado en Nature Geoscience.
Él y sus coautores describieron sales en una sección de
150 metros de altura, rocas sedimentarias bautizadas como la isla Sutton, que
Curiosity visitó en 2017. Y con base en datos de otra localidad, se sabía que el área tenía periodos secos
intermitentes.
La isla Sutton enriquecida en sales es una de las piezas que el explorador ha
estado aportando para ver cómo cambió el paisaje marciano.
En el cráter Gale no todo era seco. Había oasis, no como
los conocidos en nuestros desiertos, sí zonas con agua que hablan del pasado
líquido del planeta.
Si además de esto floreció la vida, todavía no se
confirma. Ni se descarta.
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