Posible conflicto de intereses en estudio que dice que la carne roja no es nociva. Foto Needpix
¿Nos metieron el dedo en la boca? Puede ser.
La semana pasada los mundos de la ciencia y la salud,
como millones de ciudadanos, se sorprendieron con un estudio que contradecía
décadas de conceptos médicos: que las carnes roja y procesadas no son dañinas
decía el informe científico en Annals of Internal Medicine.
Hubo revuelo, porque decenas de estudios han demostrado cómo
el consumo excesivo de estas incide en enfermedad coronaria, diabetes tipo2 y
distintos tipos de cáncer.
Lo llamativo es que el nuevo estudio se basó en una
revisión de investigaciones sobre el tema. Fue liderado por Bradley C. Johnson, epidemiólogo de Dalhousie
University en Canadá con el concurso de una docena de investigadores de otros
países.
Johnson declaró, como se hace en todo artículo
científico, que no tenía conflicto de intereses en el tema (es decir, no era
patrocinado ni había trabajado en el sector objeto del estudio, la carne en
este caso, en los últimos tres años).
Pero se descubrió que en diciembre de 2016 participó en
otro estudio que trató de desacreditar las guías internacionales que aconsejan
a las personas consumir menos azúcar. También apareció en Annals of Internal
Medicine y fue pagado por una institución vinculada con el sector azucarero.
Este grupo, International Life Sciences Institute, fue
fundado por un ejecutivo de Coca Cola, dijo The New York Times. Y ha sido
acusado por la Organización Mundial de la Salud de contrarrestar las
recomendaciones públicas en salud. Del grupo también participan McDonalds,
Pepsico y Cargill.
El Instituto ha reclutado científicos alrededor del mundo
y cultivado alianzas con la academia para presentar pautas que contradigan lo
que consideran guías anti industria de alimentos por las organizaciones de
salud.
Para los editores de Annals of Internal Medicine, el
artículo de la carne cumplió con los estándares exigidos para las investigaciones
científica.
Y Frank Hu, director de nutrición en la Escuela de Salud
Pública de Harvard, anotó al diario estadounidense que la herramienta usada por
Johnson y colegas se usa para evaluar medicinas en ensayo, no estudios
dietéticos.
La discusión persiste, pero en todo esto sí parece algo
extraño.
Como siempre, la sugerencia es: consumir con moderación
alimentos, incluidas las carnes rojas y procesadas.
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