Al perder su hogar, el jaguar entra en conflicto en otros territorios. Foto Wikipedia
Los fuegos en la Amazonia no solo destruyen decenas de miles de árboles sino que mueren muchos individuos de diferentes especies animales y vegetales.
Hay uno de los grandes animales objeto de conservación en
América que ha sufrido lo indecible:
De acuerdo con la Organización Panthera, cerca de 500
jaguares pudieron quedar sin un hogar a raíz de los incendios amazónicos en
Brasil y Bolivia.
Rugidos silenciosos de una tragedia enorme.
Hacia agosto, esa Organización había estimado en 100 el número,
pero ha ido aumentando.
Esteban Payán, director para Sudamérica de esa
Organización, explicó que “los incendios son un duro golpe para vida silvestre
preciosa, tierras silvestres y comunidades humanas que viven y son soportadas
por las selvas sudamericanas. El último estimativo sugiere que pueden ser
responsables de la pérdida del hábitat de al menos 500 jaguares adultos
residentes en Brasil y Bolivia, dejando sin hogar o incluso muertas muchas más
especies pequeñas y vulnerables. Tristemente, hasta que llegue la lluvia el
número probablemente aumentará”.
Al visitar el área de Santa Cruz en Bolivia, los
científicos de Panthera superpusieron mapas de hábitats quemados y del rango de
los felinos, determinando que en Bolivia se han destruido más de 2 millones de
hectáreas de selva en uno de los focos críticos para los felinos en Sudamérica.
El
paisaje felino boliviano alberga 8 especies. Incluidos jaguar, puma,
ocelote, margay, oncilla del sur y jaguarundí, el gato de Geoffrey y el de las
pampas.
La hacienda modelo de conservación de Panthera en
Bolivia, San Miguelito, se asienta en ese paisaje felino (catscape en inglés),
cerca de donde se desenvuelven los incendios amazónicos.
“Los incendios provocados por los humanos, como hemos
visto en esta semanas, son una amenaza devastadora para la vida silvestre por su
intensidad, escala y velocidad. Esos tres factores combinados significan que
enormes parches de selva y la vida en ellos se pueden perder en cuestión de
días”.
Aunque la especie se mueve más que otras, los jaguares
que sobrevivan enfrentan una serie de amenazas, incluyendo pérdida de presas
que se mueven lentamente, son nocturnas y menos adaptadas para escapar (de los
fuegos). Al moverse a nuevos territorios, los jaguares sobrevivientes pueden
entrar en conflicto con otros jaguares y con personas cuyo ganado es blanco
fácil para animales hambrientos.
El estimado de jaguares muertos o sin hogar se basa en la
evaluación de julio del Instituto Nacional Brasileño de Investigaciones
Espaciales de áreas quemadas equivalentes a 4281 kilómetros cuadrados, y datos
de la oficina del Secretariado Ambiental de la Gobernación de Santa Cruz que
reportó 2 440 000 hectáreas casi la mitad en áreas protegidas en el este de
Bolivia, y una densidad estimada de 2,5 jaguares por 100 kilómetros cuadrados.
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