Tras los sismos, la tierra sigue moviéndose en las conocidas réplicas, casi siempre de menor intensidad. Cuando hay un movimiento fuerte, de unos segundos, parecen minutos. Bueno, en Marte el explorador InSight, de la Nasa, acaba de sentir un temblor que se prolongó durante casi 90 minutos.
Fue este 18 de septiembre, cuando celebraba el sol 1000 (día marciano). Tuvo una magnitud 4,2. Acá en la Tierra hubiera sido la física locura.
Fue el tercer gran sismo registrado por el robot en un mes. El 25 de agosto los sismómetros detectaron dos de 4,2 y 4,1 de magnitud. El de 4,2tuvo 5 veces más energía que el previo récord de 3,7 detectado en 2019.
Uno de los objetivos de la misión es estudiar las ondas símicas para aprender más sobre el interior de Marte. Estas cambian a medida que se desplazan a través de la corteza, el manto y el núcleo, entregando a los científicos información sobre ese interior. Así, por ejemplo, pueden descifrar la formación de mundos rocosos como este y como nuestro planeta.
Fue una fortuna que los terremotos ocurrieran en esta época del año, cuando operan en plenitud los instrumentos, pues a comienzos del año, por ejemplo, Marteestá más lejos del Sol y el robot debe apagar varios equipos para dedicar energía a calentarse.
Mediante una estrategia cuidadosa que funcionó, los científicos lograron, además, que el brazo robótico tirara arena cerca a uno de los paneles solares, para que el viento los moviera y se quitara el polvo, permitiendo que el suministro de energía fuera constante.
La agencia espacial no aclaró si el prolongado sismo ha sido el más largo sentido hasta ahora en el planeta rojo. Pero sí determinó que el de 4,2 del 25 de agosto ocurrió a unos 8500 kilómetros del robot, el más lejano que ha detectado. Y trabajan identificado en qué dirección se movieron las ondas. De todos modos se originó más lejos de donde se han sentido la mayoría, en Cerberus Fossae, a unos 1600 kilómetros de InSight, una región donde pudo fluir lava hace pocos millones de años.
El de magnitud 4,1 ocurrió a solo 925 kilómetros de distancia.
Ambos se presentaron en el día, aunque la mayoría de sismos los ha registrado en la noche, cuando el planeta se enfría y el viento ha disminuido.
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