La velocidad del viento tendría variación decadal. Foto Unsplash
Que no falte el viento. Y eso parece ser realidad.
Luego de un descenso de varias décadas en la velocidad de
los vientos en el planeta, desde 2010 volvieron a soplar duro.
Eso sugiere un estudio publicado en Nature Climate
Change.
Los expertos consideraban que la tendencia de vientos con
menor velocidad podría persistir mucho tiempo más, pero la situación se
revirtió pronto.
Eso al menos es bueno para la energía eólica. A
finales de 2018 la capacidad de las turbinas en todo el mundo era de 597
gigavatios. Cerca del 6 % de la demanda mundial de electricidad.
El citado estudio tomó datos de 1978 a 2017 en más de
9000 estaciones del clima en Europa, Norteamérica y Asia.
Los análisis mostraron que a partir de 1978 la velocidad
del viento decreció 2,3 % por década durante 30 años. De continuar hasta
finales del siglo, sería 21 % menos, reduciendo la potencia requerida para las
turbinas.
Pero desde 2010 la velocidad volvió a subir a una tasa
tres veces mayor que la que se había reducido antes de ese año.
De proseguir la tendencia otra década al menos, la
potencia podría subir a 3,3 millones de kilovatios hora en 2024, un aumento
total de 37 %.
La investigación también examinó las posibles causas de
la disminución en la velocidad del viento y su aumento ahora.
Estudios previos proponían que se relacionaba con la ‘dureza’
de las modificaciones en la superficie de la Tierra por la urbanización y los
cambios de vegetación, que actúa como un filtro y reduce la velocidad.
Pero los resultados de esta investigación arrojó otras
causas: el fenómeno parece ligado a cambios de gran escala en los patrones de
circulación oceánicos y atmosféricos.
Como son patrones decadales, los científicos creen que el
aumento en la velocidad puede durar unos diez años más.
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