Con el solo olor casi todos se desesperan. Les encanta. Pero ¿por qué? Una investigación acaba de revelar el secreto de porqué a los gatos les encanta el atún.
El estudio, publicado en el journal Chemical Sense encontró que los gatos, como los humanos, usan los receptores del gusto para detectar el umami, uno de los sabores básicos junto al dulce, lo salado, lo amargo, lo ácido. Pero a diferencia de los receptores que tenemos nosotros, los de los gatos se enlazan con dos químicos que se encuentran en altas concentraciones en el atún.
Estos químicos aumentan la experiencia del umami para ellos, por lo que tanto prefieren comerlo en latas como en snacks que lo contienen.
El umami es el que da a la comida el sabor de la carne, de ahí que los gatos como carnívoros gusten tanto de él.
Estudios anteriores a este han mostrado que las preferencias de los gatos en cuanto a los sabores difieren significativamente de las humanas. Se sabe que son ambivalentes frente al azúcar, ni lo prefieren y muchas veces tampoco lo rechazan porque no tienen los receptores específicos para saborearlo: el gen para este sabor no funciona en ellos.
Expertos sugieren que los gatos perdieron la capacidad de saborear los carbohidratos y el dulce porque estos macronutrientes no son esenciales para su supervivencia.
Del mismo modo, los gatos tienen menos receptores que los humanos para el sabor amargo, por la misma razón: no es fundamental para su supervivencia, a diferencia de herbívoros y omnívoros que los necesitan para distinguir las plantas tóxicas.
"Desde que se descubrió que los gatos no tienen un receptor activo para saborear el dulce, nos preguntábamos a qué responderían entonces", explicó Scott McGrane, experto en la ciencia de los sentidos en Waltham Petcare Science Institute, citado por Live Science.
Junto a sus colaboradores encontraron un gen relacionado con el umami en las papilas gustativas, Tas1r1, el Tas1r3 ya se conocía. Actúan juntos para detectar ese sabor, aunque de modo diferente a como lo hacen en los humanos.
El hallazgo fue confirmado con experimentos con 25 gatos. Puede, además, tener utilidad para la formulación de alimentos que les gusten y para productos farmacéuticos, de modo que los acepten con mayor facilidad.
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