martes, 8 de abril de 2025

Es mejor perder el pene y no ser comido

El pequeño y sacrificado arácnido macho N. malabarensis tiene dos estrategias para evitar ser comido durante el apareamiento. Foto Wikipedia Commons


Hay sacrificios que por dolorosos que sean, bien paga hacerlos. Y una muestra clara es la de la pequeñita araña macho Nephilengys malabarensis, la araña ermitaña de Asia.

Este macho mide menos de 5 milímetros, mientras la hembra hasta 15. Ella, como muchas representantes de las especies de arácnidos, se violenta. Cuando va a copular puede matar y comerse almacho antes o después del apareamiento.

¿Cuál es la respuesta de este? Acude a una fórmula única: la copulación remota. ¿Cómo es esto? Pues significa un sacrificio, pero al menos queda con vida.

Entonces, cuando el macho está copulando, se desprende de su pene. Este queda en la hembra y continúa bombeando el semen. El macho ya ha escapado. Biólogos descubrieron que mientras más metido quede el pene, más bombea esperma. La ruptura del palpo (órganos sexual)  inducida por la hembra en lugar del macho, produce una transferencia de esperma más rápida.

Des hacerse del pene tiene otra función; tapar el conducto sexual de la hembra, para evitar que otros machos se apareen y así asegurar la transferencia efectiva de los genes.

Mientras tanto, ¿qué ha pasado con el macho? Ahora como eunuco, al tener menos peso, gana en fuerza y se dedica con mayor agresividad a proteger la hembra de otros machos, pues ya no tiene motivos -no puede- para aparearse.

Hay ocasiones en las que los machos emplean otro truco para evitar ser comidos por su pareja en la cópula: ofrecen una pata a la hembra como distracción, una especie de auto amputación que reduce el riesgo de convertirse en presa y escapar vivo.


Nota: con información de Live Science

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