Investigadores encontraron en un estudio una manera de contrarrestar los cambios negativos en la salud del corazón asociados con un estilo de vida sedentario. Los resultados fueron alentadores.
¿Cómo lograrlo? Se trata de pausas breves para realizar una actividad física a lo largo del día, junto con el entrenamiento a intervalos de alta intensidad en días alternos.
Los investigadores trabajaron con un grupo pequeño de voluntarios entre los 22 y 50 años de edad, que participaron entres ensayos clínicos, cada uno de dos semanas de duración.
En condición del entrenamiento a intervalos, los voluntarios realizaron 10 series de intervalos de un minuto al 85 % - 90 %de su frecuencia cardiaca máxima en una caminadora o cinta de correr. Realizaron esta rutina en días laborales alternos durante seis sesiones.
En la condición de interrupción, caminaron dos minutos y medio cada hora. Una intervención así durante 12 horas cada día laborable.
En la condición combinada, participaron en ambas condiciones de ejercicio, el resto del día estuvieron en actividades sedentarias.
A lo largo del ensayo se les pidió que limitaran su recuento diario de pasos a menos de 5000, excepto durante los regímenes de ejercicio. Usaron dispositivos de monitorización de glucosa y se sometieron a pruebas de flujo sanguíneo, rigidez arterial y capacidad cardiorrespiratoria.
Algunos hallazgos fueron:
Aumentos significativos del flujo sanguíneo después de la condición combinada.
Aumento de la cantidad máxima de oxígeno que el cuerpo utiliza durante el ejercicio después de la condición combinada en comparación con la interrupción sola.
No hubo diferencias significativas en los niveles de glucosa o colesterol en ninguna de las condiciones.
Una encuesta de seguimiento a los participantes reveló que la condición de entrenamiento a intervalos y breves descansos para realizar actividades físicas les resultó "más placentera y beneficiosa para los niveles de energía, la productividad y la salud general", en comparación con cualquiera de las actividades por separado.
El estudio fue publicado en el Journal of Applied Physiology.
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