Hasta hace 15 años eran unos completos desconocidos. Sí, quienes hacen parte de nuestros ancestros genéticos (al menos de una parte de la humanidad) no los conocíamos.
Todo fue por un hueso de un dedo de la mano, hallado en una caverna llamada Denisova en las montañas Altrai al sur de Siberia en Rusia. Un huesito que perteneció a una niña. Pronto los antropólogos y científicos determinaron que se trataba de un nuevo linaje, siendo denominado denisovano.
Luego se encontraron otros fragmentos en esa caverna y poco a poco se analizó su genoma. Un estudio en 2013 determinó que el linaje que dio origen a los Neandertales y a los Denisovanos se separó de los ancestros humanos hace al menos 550 000 años.
En esa caverna y en el Tíbet se hallaron más fragmentos de individuos que pertenecieron a ese linaje. Y un estudio de comienzos de esta década reveló que estos se habían apareado con H. sapiens y hay poblaciones de Asia y el Pacífico que llevan genes denisovanos.
Pero el misterio continuaba: ¿cómo eran esos seres misteriosos?, ¿cómo lucían?
La historia es bien interesante. Les relato:
En 1993 un obrero en la ciudad de Harbin en China, encontró en una obra un cráneo muy completo. No lo quiso mostrar y lo dejó escondido. Cuando iba a morir le contó a su familia. Estos lo recuperaron y donaron a la Universidad GEO de Hebei.
Allí Qiang Ji, paleontólogo y otros científicos lo analizaron y concluyeron que tenía al menos 146 000 años, tal vez muchos más. Concluyeron además que pertenecía a una especie propia y lo bautizaron como Homo longi, por Longjiang, la región donde fue encontrado.
Quiaomei Fu, quien descubrió el hueso de la niña en Denisova y ha hallado otros, hoy genetista del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín, se peguntó si ese cráneo podría pertenecer a un denisovano.
Logró con su grupo extraer 95 proteínas del cráneo. Fue así como determinaron que sí era un denisovano. No encontraron inicialmente ADN para obtener más información, mas un análisis posterior permitió hallarlo en la placa de los dientes. Aunque tenía mucho ADN de bacterias, también aislaron el del individuo y corroboraron que fue un denisovano.
Luego de 15 años, al fin un homínino que forma parte de la ancestría humana tiene rostro. Es solo un individuo, pero el cráneo permitirá estudiar distintos rasgos y la esperanza es que se encuentren otros que permitan establecer un retrato de la familia de los denisovanos.
Nota: con información de Live Science, The New York Times y SciTech Daily.
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