sábado, 21 de junio de 2025

Una buena siesta... puede matar

La duración, la variabilidad y la hora inciden en el riesgo de mayor mortalidad cuando se toma una siesta. Foto Needpix


La siesta es infaltable para una buena cantidad de personas. Sea al mediodía o tras el almuerzo, o en cualquier otro momento del día para recargar fuerzas. Y aunque se ha considerado un hecho que tiene ventajas, ojo: la siesta también puede hablar de un mayor riesgo de mortalidad.

¿Cómo así? Les cuento acerca del nuevo estudio que genera algunas inquietudes sobre la siesta. La duración y el momento del día importan.

¿Cómo fue el estudio? Primero les digo que fue una investigación que tomó en cuenta datos de más de 86 000 personas del UK Biodata. Estudió cómo la duración el momento y la variación en los momentos de la siesta se relacionan con un mayor riesgo de muerte para personas de edad media o mayor.

Se consideraron siestas aquellas tomadas entre 9 de la mañana y las 7 de la noche (tarde para muchos). La cohorte tenía una edad media de 63 años, 57 % de ella mujeres. Fueron monitoreados con actigrafía (prueba que mide los patrones de sueño) durante siete días.

La duración media de la siesta fue de 40 minutos, 34 % tomadas entre 9 y 11 del día, 10 % entre 11 y 1 de la tarde, 14 % de 1 a 3 y 19 % de 3 a 5 de la tarde, mientras que de 5 a 7 fueron el 22 %.

Pero, ¿qué se halló?  Paso a contarles:

Durante un periodo de más de 11 años, 5189 participantes, 6 %, fallecieron. Cuando las personas envejecen, en general, las siestas se tornan más largas e irregulares, tendiendo a ser después de mediodía.

¿Entonces? Pues que siestas más largas, con variación en las horas y después de mediodía aumentan el riesgo de muerte.

El estudio, les aclaro, no analizaba la relación directa entre siesta y mortalidad, por lo que queda abierta la posibilidad de que las muertes se deban a una mala salud de las personas y no a los patrones en la siesta, situación para ser investigada.

Chenlu Gao, cabeza del estudio, de Harvard Medical School y Massachusetts General Hospital en Boston, explicó que "Siestas más largas e irregulares pueden reflejar mal sueño en la noche, trastorno del ritmo circadiano o condiciones subyacentes como enfermedad cardiovascular, desórdenes metabólicos, depresión o cambios neurodegenerativos temprano. Nuestros hallazgos sugieren que ciertos patrones de siesta podrían servir como indicadores tempranos del declive de la salud".

El estudio fue presentado en el congreso Sleep 2025.

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