Las cuatro miradas al choque de galaxias en el Remolino. Foto Spitzer/Nasa
Todo depende de cómo se mire. En este caso de la luz con
la que se mire.
Porque para mirar los objetos celestes, no siempre se
hace en luz visible. Cada longitud de onda da información diferente y eso es de
interés para astrónomos y astrofísicos.
En la fotografía, del telescopio espacial Spitzer, de la
Nasa, aparece la galaxia del remolino, Whirpool en inglés, en distintas longitudes,
de la visible a la infrarroja.
Esa galaxia, conocida además como Messier 51 y NGC
5194/5195, es en realidad un par de galaxias que están interactuando,
distorsionándose en el proceso de atracción gravitacional. Residen hoy a 23
millones de años luz, hacia la constelación Canes Venatici.
En el panel izquierdo, (a), se aprecia en luz visible, como
la podríamos ver con un telescopio. Los brazos espirales están unidos con
franjas oscuras de polvo que se notan poco en esta luz y oscurece estrellas
detrás.
El panel (b) incluye dos longitudes de onda visibles,
verde y azul. Se enfatiza cómo de polvo oscuro que bloquean la vista en la luz
visible, comienzan a aparecer en estas ondas.
Estos dos paneles provienen en realidad del Observatorio
Kitt Peak. Los de Spitzer son los otros dos, en distintos rangos de infrarrojo.
En el (c) la imagen tiene 3 longitudes de luz infrarroja.
La luz mezclada de miles de millones de estrellas es más brillante a ondas de
infrarrojo más cortas (esa como neblina azul). Los puntos individuales azules
en toda la imagen son en su mayoría estrellas cercanas y unas pocas galaxias
lejanas. Los rasgos rosados revelan el polvo compuesto más que todo de carbono.
La (d) es en otra longitud de infrarrojo, que señala
áreas donde el polvo es más caliente. Allí se están formando estrellas y los
alrededores se calientan.
La galaxia más pequeña, la superior, aparece con una
especie de bruma azulada, la luz de estrellas que son expulsadas por las
fuerzas de la unión del par de galaxias.
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