Verano… calor, ¿y quién no se ha refrescado caminando
descalzo, sea en la casa o en el prado?
Claro, siempre con temor a que se formen callos, ¿pero es
malo?
Andar descalzos genera callos, un peoceso evolutivo benéfico. Foto Wikipedia
Un estudio publicado en Nature sugiere que esos callos –el
engrosamiento de la piel que se presenta cuando se camina descalzo- ha surgido
en la evolución como medio para proteger los pies y hacer que se camina con
mayor comodidad de una manera que no se logra con zapatos.
De eso dan muestra los campesinos de edad en diferentes
regiones, que nunca usan zapatos y caminan por toda clase de suelos.
Y otro ejemplo lo tenemos en nuestros ancestros: el
primer zapato de que se tiene conocimiento data de hace solo 8000 años (la
especie humana surgió hace 200 000 a 300 000 años) de modo que casi siempre
nuestros antepasados caminaron sin cubrir sus pies.
Sin embargo existe alguna evidencia indirecta del uso de
sandalias y mocasines unas decenas de miles de años antes de eso.
Los zapatos abollonados y cubiertos son más recientes: de
hace solo 300 años más o menos.
A diferencia de los zapatos, sugiere el artículo, los
callos brindan protección sin comprometer la sensibilidad ni el modo de caminar.
En contraste, los zapatos reducen la sensibilidad del pie
y alteran la forma como las fuerzas de impacto se transfieren del pie a las
coyunturas arriba en la pierna.
Pero hay algo más: que hayamos evolucionado para caminar
descalzos y que andar así es distinto a hacerlo con zapatos, puede significar
que andar a pie limpio ofrece algunos beneficios a la salud en el largo
plazo, dijeron los investigadores.
“Los beneficios sensoriales de andar descalzo puede tener
implicaciones en la salud, pero se necesita estudiarlas”, de acuerdo con Daniel
Lieberman, profesor de biología evolutiva humana en Harvard University, coautor
del estudio.
En la investigación se analizaron callos en los pies en
más de 100 adultos, la mayoría de Kenya. Cerca de la mitad caminaba descalza la
mayor parte del tiempo y el resto usaba zapatos por lo general.
Entre quienes andaban a pie limpio, los callos no
restringían la sensibilidad táctil o la capacidad del pie de sentir la sensación
del suelo al caminar. Los zapatos, con suelas abollonadas, claramente silencian
esa sensación.
Sin embargo, los callos gruesos no actúan solo como los
amortiguadores de los zapatos, sino que pueden proteger contra el calor u
objetos filudos, entregando confort y seguridad.
Además la sensación de sentir la tierra puede ayudar a
quienes andan descalzos a mantener el equilibrio, fortalecer los músculos y
crear conexiones neuronales fuertes entre el pie y el cerebro.
Por eso, Thomas Milani, coauthor, de Technische
Universität Chemnitz en Alemania, “sugerimos a los niños caminar descalzos en
la hierba húmeda con el propósito de estimular los aferentes (nervios que
llegan al cerebro) por razones de desarrollo”.
Nota: con información de Live Science
No hay comentarios:
Publicar un comentario