No solo en su casa hay sal de mesa. No. Existe también en…Europa.
Ah, pero no el continente.
La mancha amarilla en Europa es cloruro de sodio o... sal de mesa. Foto Nasa
En la enorme Luna de Júpiter, en la cual existe
además un gran océano debajo de la superficie.
Mediante análisis espectral de la luz, científicos
planetarios del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa en Caltech,
descubrieron un color amarillo visible en partes de la superficie de Europa,
que en realidad es cloruro de sodio, o sal de mesa en nuestra Tierra,
componente principal de la sal marina.
¿Qué quiere decir este hallazgo? Que el subsuelo oceánico
y salado de esta luna puede semejar químicamente los océanos terrestres mucho
más de lo que se creía. No se tenía certeza de que fuera agua salada.
Este descubrimiento fue posible gracias a los vuelos
de las naves Voyager (que pasó de largo por Júpiter) y Galileo, que estudio al
planeta y sus lunas muchos años. Mostraron que había un océano salado bajo una
superficie congelada.
El espectrómetro de Galileo halló hielo de agua y una
sustancia que parecía sulfato de magnesio (como las sales Epsom).
Dada que la capa helada es geológicamente joven y hay
rasgos de actividad geológica en el pasado, cualquier señal de sal en la
superficie debe derivar del océano debajo.
Muchos estudios de otros cuerpos se basan en la luz
infrarroja y no siempre en la luz visible. Ante aquella la sal no aparece. Así
que un hallazgo en el volcán Maunakea en Hawái sugirió que lo que se veía en
Europa no eran sulfatos de magnesio.
Al hacer entonces simulaciones en laboratorio
determinaron que era sal lo que estaba sobre la superficie europea.
Si hay agua salada, si la vida en la Tierra comenzó en el
océano, ¿habrá algún asomo vital en Europa?
La Nasa comienza a estudiar una misión a esa luna, fijada
inicialmente para la segunda mitad de la próxima década.
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