martes, 4 de junio de 2019

Ríos de todo el mundo, llenos de antibióticos


La resistencia a los antibióticos es un problema mundial. Es un asunto que preocupa a la Organización Mundial de la Salud. Pero hay otro asunto no menos preocupante: un estudio en 72 grandes ríos de todos los continentes, salvo Antártida, encontró restos de al menos un antibiótico en las aguas.

Río Tigris por Bagdad, Irak. También arrastra antibióticos. Foto Wikipedia Commons

Sabido que el abuso en el uso de estas medicinas vitales contra las infecciones, en particular cuando se utilizan para lo que no es o no se completan las dosis, viene generando resistencia en muchas bacterias peligrosas.
Y si ahora están en el agua que se consume o en los animales en los ríos, el problema se agrava.
En 2/3 de toso los sitios examinados en esos ríos se encontraron antibióticos, Desde el Támesis en Inglaterra al Mekong y el Tigris.
Es un asunto grande, afirma Alistair Boxoll, coautor de la investigación y químico ambiental en la University of York en Reino Unido. “Son moléculas biológicamente activas y como sociedad estamos excretando toneladas de ellas en el ambiente”.
Previenen infecciones, pero las bacterias a las que van dirigidos evolucionan para no sucumbir evadiendo los efectos de los medicamentos. Cada día resisten más.
Se estima que unas 700 000 personas en todo el mundo murieron en 2016 por infecciones resistentes a los antibióticos. Una cifra en continuo crecimiento.
Con la contaminación por antibióticos, se acelera la resistencia de distintas cepas de esos microorganismos a la vez que se afecta el equilibrio ecológico en arroyos y ríos alterando las comunidades bacterianas.
Los resultados de este sorprendente hallazgo fueron presentados en un encuentro de expertos de la Sociedad de Taxicología Ambiental y Química en Helsinki.
Todas las muestras recogidas con ayuda de investigadores en los países cuyos ríos fueron examinados, se analizaron en el Reino Unido.
Se estudiaron 14 tipos distintos de antibióticos de uso común y se encontró al menos una de esas drogas en 65 % de las muestras.
Pero ¿cómo llegan a los ríos? El cuerpo humano no logra descomponer todas las dosis, así que el exceso sale en la orina y las heces y va a las aguas. Se mantienen incluso tras pasar las aguas por plantas de tratamiento.
En zonas sin esos sistemas, fluyen mucho más directamente a las corrientes.
En un río de Bangladesh, por ejemplo, la concentración de metronidazole, prescrito para tratar infecciones en boca y piel, era 300 veces más alta que el límite considerado seguro para el ambiente.
Nota: con datos de National Geographic

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