Es mejor prevenir que curar y que morir. Eso se lo toma muy a pecho el pulpo macho de anillos azules (Hapalochlaena fasciata) cuando se trata de estar con su pareja.
Es un pequeño molusco cefalópodo de la familia Octopodidae, tan pequeño que su cuerpo mide solo cinco centímetros y 10 sus brazos, de modo que hay que andar con cuidado.
Pues bien, un equipo de neurólogos, ambientalistas y bioingenieros de la University of Queensland en Australia encontró algo bien interesante y lo publicó en un artículo en Current Biology. Capturaron varios individuos para estudiar su comportamiento y sus signos vitales. Y ahí fue la sorpresa.
Se sabe que no es extraño que al aparearse, la hembra se coma al macho. Tan es así que una especie desarrolló un novedoso sistema de transferencia del esperma mediante un brazo largo para mantener la distancia durante el acoplamiento.
Pero el caso de H. fasciata es diferente. Las hembras son más grandes que los machos y se han reportado casos donde se come a su pareja tras la cópula.
Al estudiarlos encontraron que durante el apareamiento, el macho muerte la hembra en la aorta y le inocula una pequeña porción de veneno. Se trata de tetrodotoxina, que usan otros como el pez globo.
¿Entonces la mata? No. El veneno paraliza la hembra, de modo que el macho copula tranquilo y acaba cuando ella comienza a recuperarse.
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