sábado, 27 de abril de 2019
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viernes, 26 de abril de 2019
Un mundo deforestado: uno a uno caen los árboles
El
mundo se queda sin árboles. En 2018 el trópico perdió 12 millones
de hectáreas de cobertura arbórea, 3.6 millones de ellas hectáreas
de bosques primarios.
Es
la cuarta pérdida boscosa más grande desde 2001, cuando comenzaron
a llevarse registros por parte de la Universidad de Maryland (Estados
Unidos).
Las
selvas primarias contienen árboles de gran valor, como el caso de la
Amazonia, siendo el hábitat de una elevada cantidad de animales.
Una
pérdida alta pese a los compromisos de varios países de reducir la
deforestación a cero (0).
Los
cinco países que más masa arbórea tropical están perdiendo son:
Brasil:
1.347.000 hectáreas;
RDC:
481.000 hectáreas;
Indonesia:
339.000 hectáreas:
Colombia:
176.000 hectáreas;
Bolivia:
154.000.
Pese
a que Indonesia tiene una alta tasa de deforestación, viene
reduciéndola. Perdió el año pasado 40 % menos que en 2017.
El
informe mostró que en la región de Suramérica, Bolivia, Colombia y
Perú mantienen una tasa creciente de tala de sus selvas.
En
Colombia aumentó 9 % de 2017 a 2018, alza que se disparó desde 2016
tras el proceso de paz con la guerrilla de las Farc.
En
Bolivia se debe a la expansión de la frontera agrícola y los
pastizales, mientras que en Perú se explica por la agricultura en
pequeña escala y la coca.
Pese
a estas cifras, fueron Ghana y Costa de Marfil, en África, los
países que tuvieron el aumento más alto del porcentaje de pérdida
de selvas que cualquier otro país tropical: 60 % y 26 %
respectivamente.
Y
la República Democrática del Congo (RDC) tuvo una deforestación
38% más alta que entre 2011 y 2017, tal vez por el desmonte a
pequeña escala para siembras agrícolas y extracción de leña.
Panorama
global
El
Global Forest Watch ha determinado que entre 2001 y 2017 se perdieron
337 millones de hectáreas boscosas, que equivalen a 8,4 % de
descenso en la cobertura desde 2000 y a 24,7 gigatoneladas de dióxido
de carbono emitidas.
Una
situación preocupante...
(Foto: Daniele Gidsicki)
miércoles, 24 de abril de 2019
Detectan la primera molécula del universo
Luego
de mucho buscarla durante décadas, científicos detectaron en el
espacio la primera molécula que se formó en el universo y lo
publicaron en Nature.
Se
trata de hidruro de helio o HeH+, que se formó justo después del
Big Bang hace unos 14.000 millones de años.
La
huella de esa molécula fue observada en nuestra Vía Láctea gracias
al observatorio aéreo Sofía, de la Nasa, cuando el avión volaba
alto sobre la superficie terrestre y dirigía su mirada al espacio
profundo.
En
la primera fase del universo solo unos pocos tipos de átomos
existían, casi todo era helio e hidrógeno. Los científicos
consideran que unos 100.000 años luego del Big Bang esos dos
elementos se combinaron para formar una molécula por primera vez. De
modo que el hidruro de helio fue la primera molécula de acuerdo con
los estudios, pero hasta el momento había un problema: nunca se
había logrado detectar.
“La
falta de evidencias sobre la existencia del hidruro de helio en el
espacio interestelar fue un dilema astronómico durante décadas”,
explicó Rolf Guesten, del Max Planck Institute for Radio Astronomy
en Bonn, Alemania, director del estudio.
La
molécula fue detectada por Sofía en una nebulosa planetaria, un
remanente de lo que fue alguna vez una estrella como el Sol, a unos
3.000 años luz hacia la constelación del Cisne. La nebulosa, NGC
7027, tiene las condiciones para que la misteriosa molécula se
forme.
Harold
Yorke, director del Centro de Ciencias de Sofía en California,
comentó en una declaración que “la molécula estaba escondida
justo afuera, pero necesitábamos el instrumento adecuado para hacer
las observaciones en la posición correcta y Sofía fue capaz de
hacerlo”.
El
hidruro de helio es problemático, porque el mismo helio es un gas
noble, haciendo que sea improbable una combinación con cualquier
otro átomo. Pero en 1925 fue creada esa molécula en laboratorio.
A
finales de los años 70 cuando se estudiaba aquella nebulosa, se
pensó que era indicada para que allí se formara la molécula. Hasta
ahora nunca pudieron detectarla, en buena parte por la falta de la
tecnología adecuada para ello.
Fue
posible con Sofía, un avión observatorio que vuela a 13.700 metros
de altura y cuyos telescopios pueden ser mejorados con frecuencia, lo
que no se puede con otros de gran calado que requieren mucho tiempo y
dinero para las adaptaciones.
martes, 23 de abril de 2019
Detectan el primer ‘martemoto’ en el planeta rojo
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lunes, 22 de abril de 2019
¡Qué explosión tan fuerte!
¡Qué cosa tan poderosa! Una llamarada estelar 10 veces más potente que las vistas en el Sol, emergió de una estrella ultrafría que tiene casi el mismo tamaño que Júpiter.
Una estrella que bajo ciertas definiciones es demasiado pequeña para ser considerada como tal, siendo la más fría y pequeña en haber generado tal estallido.
El hallazgo fue publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters y aporta luces sobre la pregunta de qué tan pequeña puede ser una estrella para exhibir tal actividad con llamaradas en su atmósfera. Se piensa que estas llamas se deben a una súbita liberación de energía magnética desde el interior de la estrella.
Esto hace que partículas cargadas calienten plasma en la superficie estelar, liberando enormes cantidades de radiación óptica, UV y de rayos X.
James Jackman, autor principal, de la University of Warwick explicó que “la actividad de las estrellas de baja masa decrece a medida que tienen menos masa y esperaríamos que la cromosfera, la región que respalda las llamaradas, fuera más fría y débil. El hecho de que observamos esta estrella de masa tan baja, donde la cromosfera debería ser muy débil, pero que tuvimos un destello de luz blanca muestra que la actividad magnética fuerte puede persistir a ese nivel”.
Esta estrella enana está a 250 años luz, denominada ULAS J224940.13-011236.9, tiene solo 1/10 del radio del Sol, casi el mismo tamaño que Júpiter, es difícil de detectar, pero los astrónomos pudieron ver el estallido en un estudio de estrellas cercanas.
La explosión ocurrió en la noche del 13 de agosto de 2017 y soltó una energía equivalente a 80.000 millones de megatones de TNT, 10 veces más que el evento Carrington en 1859, el evento energético más fuerte visto en nuestro Sol.
Si se diera en el Sol, fallarían todas las comunicaciones de la Tierra.
Durante el estallido, esa estrella apareció 10.000 veces más brillante de lo que habitualmente es.
(La foto es de la Universidad de Warwick-Mark Garlick)
Una estrella que bajo ciertas definiciones es demasiado pequeña para ser considerada como tal, siendo la más fría y pequeña en haber generado tal estallido.
El hallazgo fue publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters y aporta luces sobre la pregunta de qué tan pequeña puede ser una estrella para exhibir tal actividad con llamaradas en su atmósfera. Se piensa que estas llamas se deben a una súbita liberación de energía magnética desde el interior de la estrella.
Esto hace que partículas cargadas calienten plasma en la superficie estelar, liberando enormes cantidades de radiación óptica, UV y de rayos X.
James Jackman, autor principal, de la University of Warwick explicó que “la actividad de las estrellas de baja masa decrece a medida que tienen menos masa y esperaríamos que la cromosfera, la región que respalda las llamaradas, fuera más fría y débil. El hecho de que observamos esta estrella de masa tan baja, donde la cromosfera debería ser muy débil, pero que tuvimos un destello de luz blanca muestra que la actividad magnética fuerte puede persistir a ese nivel”.
Esta estrella enana está a 250 años luz, denominada ULAS J224940.13-011236.9, tiene solo 1/10 del radio del Sol, casi el mismo tamaño que Júpiter, es difícil de detectar, pero los astrónomos pudieron ver el estallido en un estudio de estrellas cercanas.
La explosión ocurrió en la noche del 13 de agosto de 2017 y soltó una energía equivalente a 80.000 millones de megatones de TNT, 10 veces más que el evento Carrington en 1859, el evento energético más fuerte visto en nuestro Sol.
Si se diera en el Sol, fallarían todas las comunicaciones de la Tierra.
Durante el estallido, esa estrella apareció 10.000 veces más brillante de lo que habitualmente es.
(La foto es de la Universidad de Warwick-Mark Garlick)
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martes, 16 de abril de 2019
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sábado, 13 de abril de 2019
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miércoles, 10 de abril de 2019
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martes, 9 de abril de 2019
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viernes, 5 de abril de 2019
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jueves, 4 de abril de 2019
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miércoles, 3 de abril de 2019
En 2024 habrá hombres en la Luna
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lunes, 1 de abril de 2019
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