miércoles, 24 de abril de 2019

Detectan la primera molécula del universo




Luego de mucho buscarla durante décadas, científicos detectaron en el espacio la primera molécula que se formó en el universo y lo publicaron en Nature.
Se trata de hidruro de helio o HeH+, que se formó justo después del Big Bang hace unos 14.000 millones de años.
La huella de esa molécula fue observada en nuestra Vía Láctea gracias al observatorio aéreo Sofía, de la Nasa, cuando el avión volaba alto sobre la superficie terrestre y dirigía su mirada al espacio profundo.
En la primera fase del universo solo unos pocos tipos de átomos existían, casi todo era helio e hidrógeno. Los científicos consideran que unos 100.000 años luego del Big Bang esos dos elementos se combinaron para formar una molécula por primera vez. De modo que el hidruro de helio fue la primera molécula de acuerdo con los estudios, pero hasta el momento había un problema: nunca se había logrado detectar.
La falta de evidencias sobre la existencia del hidruro de helio en el espacio interestelar fue un dilema astronómico durante décadas”, explicó Rolf Guesten, del Max Planck Institute for Radio Astronomy en Bonn, Alemania, director del estudio.
La molécula fue detectada por Sofía en una nebulosa planetaria, un remanente de lo que fue alguna vez una estrella como el Sol, a unos 3.000 años luz hacia la constelación del Cisne. La nebulosa, NGC 7027, tiene las condiciones para que la misteriosa molécula se forme.
Harold Yorke, director del Centro de Ciencias de Sofía en California, comentó en una declaración que “la molécula estaba escondida justo afuera, pero necesitábamos el instrumento adecuado para hacer las observaciones en la posición correcta y Sofía fue capaz de hacerlo”.
El hidruro de helio es problemático, porque el mismo helio es un gas noble, haciendo que sea improbable una combinación con cualquier otro átomo. Pero en 1925 fue creada esa molécula en laboratorio.
A finales de los años 70 cuando se estudiaba aquella nebulosa, se pensó que era indicada para que allí se formara la molécula. Hasta ahora nunca pudieron detectarla, en buena parte por la falta de la tecnología adecuada para ello.
Fue posible con Sofía, un avión observatorio que vuela a 13.700 metros de altura y cuyos telescopios pueden ser mejorados con frecuencia, lo que no se puede con otros de gran calado que requieren mucho tiempo y dinero para las adaptaciones.

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