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miércoles, 25 de diciembre de 2024

En experimento, hormigas superaron a los humanos

La inteligencia colectiva de las hormigas superó a los humanos en el experimento, moviendo un objeto a través de un laberinto. Foto Weizmann Institute


Son laboriosas, criaturas sociales que trabajan en armonía y tal como los humanos también cooperan entre sí parta transportar una carga. Entonces el profesor Ofer Feinerman, del Weizmann Institue of Science, quería ver quién era mejor para llevar una carga larga a través de un laberinto. Y en parte la respuesta fue toda una sorpresa.

Los investigadores crearon una versión en la vida real del rompecabezas de los que mueven el piano, un problema computacional clásico de los campos de planificación del movimiento y la robótica que trata de posibles formas de mover un objeto de forma inusual (por ejemplo un piano) del punto A al punto B en un entorno complejo.

No hubo piano, sí un objeto con forma de T que tenían que maniobrar a través de un espacio rectangular dividido en tres cámaras conectadas por dos pasadizos estrechos.

Los investigadores crearon dos conjuntos de laberintos que diferían únicamente en el tamaño, para que coincidieran con las dimensiones de las hormigas y los humanos, así como grupos de diferentes tamaños. Obvio, reclutar voluntarios fue más fácil entre los humanos, que accedieron al pedírseles y porque posiblemente les gustó la idea de la competencia. Las hormigas por su parte no son competitivas. Se unieron porque se les hizo creer erróneamente que la carga pesada era un pedazo de comestible jugoso que estaban transportando a su nido.

Las hormigas elegidas para competir contra el Homo sapiens fueron las Paratrechina longicornis, llamadas así por sus largas antenas, aunque a veces se les conoce como hormigas locas por su tendencia a correr de un lado a otro. Son hormigas negras de unos 3 milímetros, comunes en todo el mundo.

Las hormigas afrontaron el desafío del laberinto en tres combinaciones: una sola hormiga, un pequeño grupo de siete y un grupo grande de unas 80. Los humanos se encargaron de la tarea en tres combinaciones paralelas: una sola persona, un grupo de seis a nueve individuos y uno grande de 26.

Para que la comparación fuera lo más significativa posible, en algunos casos se pidió a los grupos de personas que evitaran comunicarse mediante el habla o gestos, e incluso que llevaran mascarillas quirúrgicas y gafas de sol para ocultar sus bocas y ojos.. Además se les pidió sujetar las cargas solo con las asas, que simulaban la forma como las sujetan las hormigas. Las asas contenían medidores que medían la fuerza de tracción aplicada por cada persona durante el intento.

Cada experimento se repitió numerosas veces. En el individual, la ventaja fue clara para los humanos. Pero en el caso grupal, el resultado fue diferente, en especial para los grupos grandes. No solo los grupos de hormigas lo hicieron mejor que las individuales, sino que en algunos casos lo hicieron mejor que las personas. Los grupos de hormigas actuaban juntas en una manera calculada y estratégica, exhibiendo una memoria colectiva que les ayudó a persistir en una dirección particular de movimiento para evitar errores repetidos.

Los humanos, al contrario, fallaron en mejorar su desempeño significativamente cuando actuaban en grupos. Cuando la comunicación entre miembros del grupo era restringida para semejar la de las hormigas, su desempeño incluso estuvo por debajo de la prueba individual. Tendieron a optar por soluciones 'codiciosas' que parecían atractivas a corto plazo pero no eran beneficiosas a largo plazo y, según los investigadores, optaron por el mínimo común denominador.

Feinerman dijo que "Una colonia de hormigas es en realidad una familia. Todas las hormigas del hormiguero son hermanas y tienen intereses comunes. Es una sociedad muy unida en la que la cooperación supera con creces a la competencia. Por eso a veces se dice que una colonia de hormigas es un superorganismo, una especie de cuerpo vivo compuesto de múltiples 'células' que cooperan entre sí.

Agregó que "Nuestros hallazgos validan esa visión. Hemos demostrado que las hormigas actuando como grupo son más inteligentes, que para ellas el todo es mayor que la suma de sus partes. En cambio, la formación de grupos no amplió las capacidades cognitivas de los humanos. La famosa 'sabiduría de la multitud' que se ha vuelto tan popular en la era de las redes sociales no se puso de manifiesto en nuestros experimentos".

El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).



lunes, 24 de junio de 2024

Este animal castiga a sus crías para que colaboren

Individuo N, savoryi, una especie que castiga las crías para que colaboren con el cuidado de la crianza. Foto CCO


Aunque hoy crece el consenso acerca de que el castigo físico a los niños hace más mal que bien, hay quienes disienten: los peces de la especie Neolamprologus savoryi. Científicos acaban de reportar que castigan a sus descendientes para que colaboren con el cuidado.

Es la primera vez que se demuestra tal conducta por fuera de los vertebrados grandes y que el castigo para promover la cooperación existe por fuera de las sociedades humanas, resaltando la inteligencia de los animales.

Los resultados del estudio fueron publicados en Animal Behaviour. En él un equipo de investigadores de la Escuela de Ciencias en Osaka Metropolitan University se centraron en esa especie, un pez cíclido, pez que se reproduce en cooperación. Hasta ahora había poca evidencia de que usaba el castigo para promover cooperación en las crías, explicó Satoshi Awata, profesor y cabeza de la investigación.

Al observar la conducta de N. savoryi en ambiente controlado en laboratorio, pudieron manipular y medir los efectos del castigo en una conducta de cooperación.

Los resultados mostraron que los criadores dominantes atacaban físicamente a los ayudantes inactivos, incluidos sus propios descendientes, para promover la participación de estos últimos en actividades cooperativas. De hecho, quienes experimentaron tal agresión aumentaron posteriormente sus esfuerzos por adoptar conductas de ayuda.

En contraste, los ayudantes que se involucraban proactivamente en conductas de ayuda evitaban la agresión por parte de los dominantes.

"Nuestro estudio demostró que animales no humanos también utilizan el castigo para generar un comportamiento cooperativo en miembros del grupo", dijo Awata.


viernes, 28 de abril de 2023

En todo el mundo, a la gente sí le gusta ayudar: estudio

La gente es mucho más dada a ayudar que a esquivar las solicitudes de pequeñas colaboraciones. Foto Flickr Rwpixel


Aunque pareciera que hay muchísimas personas desatentas y pueblos que ´parecen hoscos, no es así: a la gente le gusta ayudar.

Eso demuestra un estudio que encontró que en el mundo al menos cada dos minutos alguien pide colaboración para algo, cualquier asunto pequeño, y hay personas prestas a ayudarle.

El estudio, de investigadores de UCLA, Australia, Ecuador, Alemania y Países Bajos, examinó el comportamiento en pueblos y áreas rurales de varios países. Las personas responden a esas pequeñas solicitudes que les hacen, situación que sugiere que las personas de las diferentes culturas tienen conductas cooperativas similares de lo que se había investigado antes.

El estudio fue publicado en Scientific Reports y pretendía evaluar la capacidad humana de cooperación. Se encontró que en promedio cada dos minutos alguien solicitaba un favor como, por ejemplo, que le pasaran un utensilio.

Se encontró que las personas atienden más esos requerimientos que dejarlos de cumplir. Y para llegar a estas conclusiones analizaron más de 40 horas de videos de actividades de la vida diaria de más de 350 personas en sitios diversos cultural y lingüísticamente, pueblos de Inglaterra, Italia, Polonia, Rusia y zonas rurales en Ecuador, Ghana, Laos y Australia.

Los investigadores identificaron más de 1000 solicitudes de pequeñas ayudas, en promedio una cada dos minutos, ayudas que no implicaban grandes esfuerzos. Estas se cumplen con mayor facilidad que aquellas que son más costosas, como ayudar a construir una carretera o compartir algo de la pesca.

Esas pequeñas colaboraciones se cumplían siete veces más que las que se declinaban o no atendían y seis veces más a menudo de las que ignoraban.



martes, 31 de marzo de 2020

Compartir la sangre hace amistades (entre vampiros)

Al compartir sangre, los vampiros establecen una amistad duradera. Foto Wikipedia Commons

¿Quiere tener una buena amistad? Sencillo: chupe sangre y compártala. Bueno, al menos en el caso de los vampiros.
Para estos mamíferos compartir un poco de sangre es señal de un afecto verdadero y aunque no es lo común, se da y hace que se forme una amistad entre vampiros, de acuerdo con un estudio publicado en Current Biology.
Científicos demostraron cómo compartir alimento y hacer acicalamiento social puede formar un vínculo de confianza entre vampiros no emparentados que ayuda a salvar vidas y dura para siempre.
"Vamos tras vampiros que comienzan como extraños de diferentes colonias hacia grupos de compañeros que actúan para salvar la vida del otro", explicó Gerald Carter, ecólogo del comportamiento y profesor en Ohio State University. "Este es el primer estudio en animales que analiza detenidamente cómo se forman relaciones de cooperación entre extraños de la misma especie y que se pueden mantener".
Los vampiros se alimentan solo de sangre y si alguno no se alimenta en tres días, puede morir de inanición. Por eso toman buena cantidad del alimento y en ocasiones si alguno no ha podido alimentarse, le comparten.
El estudio lo hicieron con vampiros en Las Pavas y Tolé, Panamá, dos sitios distantes. Fueron colocados en parejas, uno de cada lugar, en pequeñas cohortes. Retuvieron sangre de uno y observaron cómo interactuaba con los otros de su jaula. Varios vampiros, en particular esos en parejas, comenzaban a acicalarse uno a otro y eso ocasionalmente llevaba a que compartieran sangre con el que menos había comido.
El acicalamiento se daba incluso si retiraban todos los parásitos de la piel del animal, lo que indica que es una práctica de tolerancia y afianzamiento de vínculos.
Compartir la sangre tiene sus ventajas.