Fueron los últimos golpes -colisiones- los que permitieron que seamos como somos. Un estudio sugiere que los últimos choques de cuerpos contra la naciente Tierra permitieron las condiciones para que el planeta sea vivo: tectónica de placas y agua.
El estudio, de científicos de Southwest Research Institute y Yale University, referido a la formación de los planetas rocosos de nuestro Sistema Solar, mostró que nuestro planeta tuvo un nacimiento tardío: acumuló el 99 % de su masa durante un lapso de 60 a 100 millones de años.
Pero ese 1 % restante fue definitivo:
Simone Marchi, del SRI, explicó que "Examinamos el papel desproporcionado que la acreción tardía -ese 1 % final del crecimiento planetario- tiene en controlar la evolución a largo plazo de la Tierra y otros planetas terrestres".
Esa diferencias en la acreción tardía puede proporcionar una forma de interpretar las distintas propiedades, de acuerdo con el investigador.
Parece que la tectónica, la composición atmosférica y el agua de Venus y la Tierra parecen estar atadas a la acreción tardía.
Los sistemas solares se forman cuando nubes de gas y polvo comienzan a juntarse. La gravedad jala esos elementos, formando una estrella central, como nuestro Sol, rodeada de un disco aplanado de materiales consolidándose. Los planetas terrestres, Venus, Mercurio y la Tierra se formaron a partir de pequeños objetos rocosos, que crecieron hasta convertirse en planetesimales y luego en protoplanetas, y los impactos tardíos desempeñaron un papel fundamental en este proceso.
El estudio fue publicado en Nature Review.


