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viernes, 30 de agosto de 2024

Lo último que nos creció y lo primero en perderse

Las últimas regiones del cerebro en desarrollarse son las primeras en envejecer y deteriorarse, teniendo funciones vitales. Imagen DevianArt


Cosas extrañas tienen nuestra anatomía y el desarrollo de nuestros cuerpos. Pensaría uno que lo último que se formó no fuera lo primero en deteriorarse. Pero así es y explica bien problemas de salud en la edad adulta.

Hace seis millones de años que chimpancés y humanos se separaron de su ancestro común y nuestro cerebro pronto fue ganando masa que nos ayuda para tomar decisiones y mantener el autocontrol. Pero para sorpresa esas mismas regiones son las que más rápido se deterioran cuando se envejece.

Me explico:

Estudios anteriores han mostrado que regiones del cerebro que son las últimas en desarrollarse, son las primeras en deteriorarse. Y ahora una nueva investigación concluye que las regiones que maduran tarde son las más susceptibles al envejecimiento y además evolucionaron después.

Estos resultados tienden a respaldar la "Importante hipótesis de que nuestra expansión cortical vino con el precio de un declive relacionado con el envejecimiento", en palabras de Rogier Mars, neurocientífico de la University of Oxford  en el Reino Unido. 

Y estos resultados fueron publicados en Science Advances.

 Así fue el estudio:

Los científicos crearon mapas de datos de los cerebros de 189 chimpancés entre 9 y 50 años de edad, y de 480 personas con edades de 20 a 74 años. Vieron que los cerebros de las dos especies son simétricas en general en los dos hemisferios y tienen estructuras anatómicas similares, en especial en áreas de la corteza prefrontal, región involucrada en funciones cognitivas complejas, como lenguaje, la memoria de trabajo, la percepción del tiempo y la toma de decisiones.

Los científicos midieron luego cuánta materia gris se encogía con el tiempo, señal de envejecimiento. En los animales humanos  encontraron los mayores declives en la corteza frontal, incluyendo la corteza prefrontal, mientras que en chimpancés es en el striatum,, estructura relacionada con la formación de hábitos y conductas gratificantes. En ambas especies envejecían menos las regiones implicadas en el procesamiento visual y las habilidades motrices.

Los científicos evaluaron después qué regiones se han expandido más en las dos especies y el evolutivo más rápido se da en áreas de la corteza prefrontal, una de las que envejecen más rápido, y en la ínsula, que tiene funciones en el procesamiento de emociones y señales corporales.

Conclusión:

"Evolutivamente, los últimos, los más grandes cambios", dijo el investigador Felix Hoffstaedter, coautor, "Es donde el envejecimiento se da más".

viernes, 22 de diciembre de 2023

Oler las lágrimas de la mujer reduce la agresión masculina

Parece que en los humanos también existen las señales químicas de tipo social, como comprueba el estudio sobre las lágrimas y la agresión masculina. Foto PD


Cuando una mujer llora... el hombre puede calmarse. Sí, un estudio publicado en Plos Biology encontró que las lágrimas de ellas contienen químicos que bloquean la agresión en hombres.

 El estudio, liderado por Shani Agron, del Weizmann Institute of Science en Israel, encontró que oler las lágrimas conduce a una reducida actividad cerebral relacionada con la agresión, lo que resulta en una conducta agresiva menor.

La agresión de los ratones machos es bloqueada cuando huelen las lágrimas de la hembra. Es un ejemplo de una quimio señal social, un proceso común en animales pero menos común, o menos entendido, en humanos.

Para saber si se presentaba el mismo efecto en humanos los investigadores expusieron un grupo de hombres bien a lágrimas emocionales de mujeres o solución salina mientras jugaban un juego de dos personas. El juego estaba diseñado para generar un comportamiento agresivo contra el otro jugador, que los hombres creían que hacía trampa.

Cuando tenían la oportunidad, los hombres podían vengarse del otro haciéndolo perder dinero. Los hombres no sabían qué estaban oliendo y no podían distinguir entre las lágrimas o la solución, ambas inodoras.

La conducta agresiva de revancha durante el juego se reducía 40 %luego de que olían las lágrimas de mujeres. Cuando se repetía en imagen de resonancia se observó que las regiones cerebrales relacionadas con la agresión -la corteza prefrontal y la ínsula anterior- que eran más activas cuando los hombres eran provocados durante el juego, no eran tan activas cuando olían las lágrimas.

Hallar este link entre lágrimas, actividad cerebral y conducta agresiva implica que la quimio-señal social es un factor en la agresión humana, no solo una curiosidad animal.