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martes, 21 de noviembre de 2023

Rayos de una supernova golpearon la Tierra

Dibujo de rayos gamma provocando una alteración en la atmósfera Terrestre. Imagen ESA


Es una de las poderosas explosiones que existen en el universo: la muerte de una estrella grande, que puede causar daños severos, afectando de diversas maneras cuerpos cercanos como planetas. Pues bien, rayos de una supernova llegaron el 9 de octubre del año pasado a la Tierra hace 1900 millones de años luz y afectaron la capa de ozono.

La explosión fue una de las más violentas conocidas, un estallido de rayos gamma. De hecho de inmediato recibió el calificativo  BOAT (Brightest of All Time). "El ozono fue agotado parcialmente", dijo Pietro Ubertini, astrónomo del Instituto Nacional de Astrofísica en Roma (Italia), uno de quienes ayudó a descubrir el evento cósmico. El efecto fue detectable unos minutos antes de que el ozono se reparara a sí mismo, así que "no fue nada serio", pero si la supernova hubiese ocurrido más cerca a nosotros hubiera sido una catástrofe, agregó.

Este descubrimiento, presentado en el journal científico Nature Communications, demuestra cómo incluso eventos lejanos podrían afectarnos, incidiendo sobre la atmósfera con un agravante: solo nos damos cuenta cuando ya están aquí los rayos y partículas que nos pueden hacer daño.

El ozono atmosférico está concentrado en su gran mayoría en una delgada capa de la estratosfera, a entre 16 y 40 kilómetros de altura. Este absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta que llega del Sol, esa que causa quemaduras en la piel y que puede desembocar en cáncer.

Algunas simulaciones han mostrado que estallidos de rayos gamma en nuestra galaxia, que vengan dirigidos a la Tierra, pueden acabar con todo el ozono durante años, suficiente para provocar una enorme extinción de especies.

Los científicos encontraron señales en la ionosfera mediante un satélite de China, identificando un salto en el campo eléctrico, que se correlacionó con la señal del estallido de rayos gamma que midió el Laboratorio Internacional de Astrofísica de Rayos Gamma de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El aumento en el campo eléctrico por un factor de 60, golpeando los electrones del ozono y nitrógeno en lo alto de la atmósfera, con lo cual temporalmente dejaron de absorber la radiación ultravioleta.

Ya se sabía de rayos gamma que ionizaban las moléculas en la parte baja de la ionosfera, a más de 340 kilómetros de altura, pero es la primera vez que la afectan toda. Tanto que afectó radio comunicaciones de ondas largas. Activó detectores de rayos en India y activó instrumentos que estudian explosiones del Sol, las llamaradas solares.

Por fortuna esta explosión fue muy lejana y sus efectos son más una curiosidad científica que unha amenaza real. De no ser así...

Notas:

Con datos de The New York Times.

Se actualizó el 21 a las 20:40 con información desde Phys.org


viernes, 5 de agosto de 2022

Ojo con los cohetes: pueden afectar la vida en la Tierra

Cada vez ocurren más lanzamientos de cohetes en diferentes misiones espaciales. Foto NOAA


Uno de los mayores éxitos de la unión internacional contra un problema ambiental ha sido la protección de la capa de ozono, desde el Protocolo de Montreal de 1987. Desde entonces, con la prohibición de sustancias que la afectan, se ha venido recuperando de forma paulatina.

Pero esos logros están amenazados ahora por una actividad humana: el lanzamiento de cohetes.

Se avecina un boom de misiones espaciales con satélites, a la Luna y otros destinos y cada vez son más los países que participan de la exploración espacial. Además, vendrá un auge de las misiones turísticas.

Un informe de NOAA (National Oceanographic y Atmosheric Administration) de Estados Unidos alerta sobre lo que puede venir.

El keroseno, muy utilizado como combustible para los cohetes por la industria global de lanzamientos emite carbono negro u hollín directamente a la estratosfera que es donde se encuentra la capa de ozono. Esta protege a todos los organismos vivos de los efectos nocivos de la radiación ultravioleta, generando cáncer de piel y daños al sistema inmunitario en humanos.

El estudio de NOAA, publicado en  el Journal of Geophysical Research Atmospheres dice que un aumento de 10 veces en los lanzamientos con combustibles de hidrocarbonos, que es muy probable se dé en las próximas dos décadas según las actuales tendencias, dañaría la capa de ozono y cambiaría los patrones de circulación atmosférica.

Los lanzamientos de cohetes se triplicaron en las últimas décadas. Y los cohetes son la única fuente directa de la polución por aerosoles de origen humano sobre la troposfera, la región más baja de la atmósfera que se extiende de unos 8 a 16 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre.

Hoy los cohetes emiten anualmente 1000 toneladas de hollín y hoy se entiende muy poco sobre la cantidad que emiten los distintos motores.

Con 10 000 toneladas de hollín se aumentaría la temperatura en la estratosfera entre 0.5 y 2 °C, situación que modificaría los patrones de circulación atmosférica, disminuyendo las corrientes subtropicales en 2.5 %, debilitando la circulación estratosférica.

Y el ozono en la estratosfera está muy influenciado por la circulación atmosférica y la temperatura. La pérdida de ozono se daría desde los 30 ° de latitud norte hacia el polo en casi todos los meses del año.

Así, cientos de millones de personas estarían más expuestas a los dañinos rayos UV.

 

jueves, 24 de octubre de 2019

Una buena noticia sobre la capa de ozono



El agujero fue mayor a comienzos de septiembre. Foto Nasa/NOAA

Si no existiera la capa de ozono encima de nuestras cabezas, arriba en la atmósfera, la vida sería muy diferente en nuestro planeta.Si hubiésemos sobrevivido, enfermedades de la piel serían comunes, entre ellas el cáncer, si las personas no se resguardaran.
Pero existe esa capa, que por acción humana comenzó a desaparecer y formar un gran agujero sobre la Antártida, hecho descubierto en 1982.
Desde entonces el monitoreo es constante y ante la gravedad del hecho, las naciones suscribieron en 1987 el Protocolo de Montreal para eliminar el uso de unas sustancias químicas que estaban afectando el ozono: los clorofluorocarbnonos CFC y otras afines.
El hoyo ha crecido, pero con el paso de los años, ante el control establecido, comenzó a disminuir. El clima también tiene un papel activo en este proceso.
La buena noticia ahora, divulgada esta semana por científicos de la Nasa y la oficina del océano y la atmósfera de Estados Unidos NOAA, es que este año el agujero fue el menor desde 1982. Se debe a patrones anormales  en la atmósfera superior sobre la Antártida que evitaron que se agotara el ozono en septiembre y octubre, cuando se forma.
Este año el agujero alcanzó 16,3 millones de kilómetros cuadrados en septiembre 8 y se encogió a 10 millones el resto del mes y en este.
En años con condiciones normales de clima llega a 21 millones de kilómetros cuadrados.
Paul A. Newman, jefe científico de Earth Sciences en el Centro Goddard de la Nasa comentó:
“Es una gran noticia para el ozono en el Hemisferio Sur. Pero es importante reconocer que lo que estamos viendo este año se debe a temperaturas estratosféricas más elevadas. No es que el ozono atmosférico se haya recuperado vía fast track”.
El ozono es una molécula de tres átomos de oxígeno. La capa está a unos 15 a 30 kilómetros sobre nosotros y rodea todo el planeta, protegiendo la vida de los nocivos efectos de los rayos ultravioleta.
Este es el tercero en 40 años en que los sistemas del tiempo provocaron temperaturas más altas que limitan la reducción, según Susan Strahan, de la Nasa.
El Protocolo de Montreal ha impedido que el agujero crezca año a año y se espera que se cierre hacia 2070.