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viernes, 17 de diciembre de 2021

Esto es lo que se sabe de la variante omicron

Omicron volvió a sembrar dudas y pánico por Covid_19. Imagen de Pixabay


Quiérase o no, haya cansancio o estrés por la situación del coronavirus y la Covid-19, la variante omicron, detectada en Sudáfrica, da motivos pare preocuparse aunque todo indica que las vacunas siguen confiriendo protección frente a una infección severa. 

Pero, ¿qué se sabe de omicron? Así, de manera escueta, de acuerdo con informes científicos y declaraciones de expertos a los medios, esto es lo que se sabe hoy:

1. Hay un declive fuerte en los anticuerpos neutralizantes de esta variante entre quienes han recibido dos dosis de las vacunas.

2. Una tercera dosis mejora las defensas frente a la variante, tanto como las dos vacunas frente a otras variantes. Se comprobó ya con las vacunas Pfizer y Moderna en Estados Unidos.

3. Es claro que se pueden infectar personas vacunadas.

4. Omicron se riega a una velocidad muchísimo mayor que las variantes previas del SARS-CoV-2. Cuando lleva a una comunidad la tasa de contagios crece como un línea vertical.

5. La variante se replica mucho más en las vías aéreas, pero con menos eficiencia en los pulmones y esa es buena noticia.

5. El riesgo sigue siendo mucho mayor para adultos no vacunados.

6. Hasta ahora no parece ser altamente letal, siguiendo la línea de todo ente infeccioso: si causa mucha mortalidad en los hospederos, puede ser erradicada y eso no le conviene. En Sudáfrica las hospitalizaciones son menores que por la Delta. Sin embargo una pequeña cantidad de infectados puede copar los sistemas de salud.

7. La variante recuerda algo que se olvida fácil: Covid-19 seguirá como enfermedad endémica. Su desaparición está muy lejos de ser realidad.

8. Estudio en Israel antes de omicron mostró que la inmunidad frente al virus se reduce con el tiempo incluso en personas vacunadas que han sido infectadas, los llamados superinmunes, sugiriendo que habrá necesidad de vacunación periódica.

9. Una buena noticia: nueva droga de Pfizer reduce en 88 % el riesgo de hospitalización o muerte tomada 5 días después de la aparición de los síntomas del Covid. Su disponibilidad global tardaría años.

Fuentes: Nature, NIH, NYT

jueves, 11 de noviembre de 2021

Con los meses disminuye efecto de vacunas contra Covid-19

Vacunación en Etiopía. La inmunidad desciende con los meses. Foto Unicef


Hasta ahora las evidencias sugieren que cada cierto tiempo habrá que reforzar la inmunidad contra la Covid-19. Lo acaba de mostrar también un estudio israelí, que concluyó que la vacunación protege mucho contra una infección por el virus, pero el efecto se desvanece con el tiempo.

En Israel, que desarrolló la primera gran campaña de inmunización en el mundo, los casos cayeron estrepitosamente y a mayo pasado eran pocos, solo unas pocas docenas por día.

Pero el asunto comenzó a cambiar. En junio se dispararon los casos y se detectó un alto número de personas contagiadas que habían sido vacunadas. La gran mayoría de casos fueron producidos por la variante Delta.

Los investigadores se preguntaron si el aumento se debía a esa variante o si también podía haber una disminución de la inmunidad en las personas vacunadas.

Miraron los 4,7 millones de vacunados, de los cuales más de 13 000 desarrollaron la covid. Analizaron entonces la tasa de casos confirmados con el tiempo que había transcurrido desde la vacunación.

Los resultados fueron claros: se encontró una baja pero constante reducción de la inmunidad con el paso de los meses. Entre los mayores de 60 vacunados en enero, el número de casos fue de 3,3 por 1000 personas durante las tres semanas de la investigación. En los vacunados en febrero y marzo tenían tasas más bajas, de 2,2 por 1000 y 1,7 por 1000. El patrón fue similar entre los de 40 a 59 y de 16 a 39 años.

Se miró además si las infecciones eran serias como para requerir hospitalización. Solo hubo 400. En los mayores de 60 vacunados en enero la tasa fue de 0,34 por 1000, de 0,26 para los vacunados en febrero y de 0,15 por 1000 personas para los que recibieron la vacuna en marzo.

No quedan dudas de que la variante Delta ha incidido en el resurgimiento de los casos, pero que igualmente la inmunidad está disminuyendo con el tiempo.

El estudio fue publicado en el New England Journal of Medicine.

domingo, 15 de agosto de 2021

¿Cómo seguirá evolucionando el coronavirus?

Una dura lucha: virus vs. sistema inmunitario humano. Ilustración Pixabay


Alfa, Beta, Gamma... Delta... ¿Es esta la última variante del coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad Covid-19? No. ¿Qué pasará con ella? Y ¿cómo terminará el virus, cómo será la variante final?

Genetistas, virólogos e infectólogos buscan respuestas. Y algo saben ya.

Un informe en The New Yorker presenta a Roberto Burioni, el más famoso virólogo en Italia, quien habla de las posibilidades y cita tres para el coronavirus.

Una: el virus no logra evolucionar para evadir las vacunas. Es una posibilidad optimista, que se ha dado en algunos otros virus.

Dos: que el el virus evada parcialmente las defensas generadas por la vacuna, pagando un precio: ser menos infeccioso y letal.

Tres: la más preocupante. El virus logra acumular mutaciones para evadir la inmunidad sin sufrir pérdida de transmisibilidad o letalidad. Sin embargo, no sería difícil modificar las vacunas existentes para enfrentarlo con éxito.

Otro investigador, Tyler Starr, biólogo evolutivo, dice que según sus análisis el virus no tiene restricciones biológicas: hay infinidad de espacio mutacional para tratar de evadir la inmunidad. Es muy flexible. Es decir, futuras variantes pueden ser más 'innovadoras' para evadir las defensas de las personas.

La buena noticia de acuerdo con algunos expertos es que el cuerpo humano, a lo largo de su existencia, ha desarrollado un gran arsenal de defensas contra invasores microscópicos.

Starr no cree que aparezca una variante que evada por completo nuestro sistema inmunitario. A la larga las infecciones serán menos graves o asintomáticas. ¿Cuándo será? No se sabe. En un año, dos, cinco, quién sabe.

Posiblemente vendrán nuevas variantes con mayor capacidad de transmisión, pero no será para siempre. Habrá un límite.

Hasta ahora el virus no ha logrado evadir las células T, de nuestro sistema defensivo, y por ello las vacunas han sido efectivas hasta ahora para prevenir enfermedad severa y la muerte.

La otra gran pregunta es ¿cuánto durará la inmunidad que conceden las vacunas? Los expertos afirman que no se sabe, básicamente porque el virus lleva poco tiempo entre nosotros y porque no es sencillo examinar las células T de las personas para determinarlo, pues estas tienen  memoria y al virus no le ha quedado fácil evadirlas.


martes, 1 de junio de 2021

Inmunidad frente al coronavirus puede durar muchos años

Si la inmunidad frente al coronavirus dura varias décadas, este se controlaría con más facilidad. Foto Pixabay


Es un estudio más, pero sus resultados dan una esperanza: tal parece que la inmunidad para el coronavirus SARS-CoV-2 y su enfermedad Covid-19 dura toda la vida o gran parte de ella.

El estudio provee evidencias de quela inmunidad activada por el virus tiene una duración extraordinariamente prolongada y eso sugiere otra ventaja adicional: la protección de las vacunas también puede ser permanente, aunque hay limitaciones todavía en los estudios por el corto tiempo que lleva el virus entre nosotros.

La investigación fue publicada en Nature. Allí se recuerda que los anticuerpos, esas proteínas que pueden  reconocer y ayudar a inactivar las partículas virales son claves en la defensa inmunitaria. Luego de una infección, unas células de corta vida, los plasmablastos, son una fuente inicial de anticuerpos.

Estos anticuerpos disminuyen rápido luego de que el virus es eliminado del cuerpo y otras células duraderas hacen anticuerpos: las células B patrullan la sangre por si hay reinfección, mientras que las células de plasma del tuétano de los huesos se ocultan en estos liberando anticuerpos durante décadas.

"Una célula de plasma es nuestra historia de vida, en términos de patógenos a los que hemos estado expuestos", explicó Ali Ellebedy, inmunólogo de células B en Washington University en San Luis, Missouri, quien condujo el estudio.

Los científicos han presumido que la infección con este coronavirus activa el desarrollo de las células de plasma, como todas las infecciones, pero había señales de que con un Covid-19 severo se interrumpía la producción de estas. Estudios mostraban que los anticuerpos bajaban al poco tiempo.

El equipo de Ellebedy rastreó la producción de anticuerpos en 77 personas que se habían recuperado de un covid leve. Los anticuerpos declinaban en los primeros cuatro meses tras la infección, pero ese descenso se hacía lento y más de 11 meses después de la infección todavía se detectaban anticuerpos que reconocían la proteína clave del coronavirus.

Siete meses tras la infección, los pacientes todavía tenían células B de memoria que reconocían al SARS-CoV-2.

Como la aparición del coronavirus es tan reciente, no se pueden hacer estudios a más años, cinco o diez siquiera para ver el comportamiento del sistema inmunitario. El equipo encontró señales tempranas de que una vacuna analizada, la de Pfizer, también aumentaba la producción de esas células.

Como es una posibilidad latente de que variantes del virus limiten los efectos protectores de los anticuerpos, se requeriría un refuerzo de la vacuna para restaurar los niveles. Y eso es lo que cree Ellebedy.


miércoles, 16 de septiembre de 2020

¿Sirve la mascarilla como vacuna contra la Covid-19?

La teoría se basa en que a menor dosis del virus se puede obtener inmunidad. Foto Pikist


A falta de una vacuna contra el coronavirus y la Covid-19, científicos, valiéndose de una teoría algo extraño, pero válida en otros casos, sugieren que las mascarillas pueden servir de vacuna. Sí, tal como lo lee. Pero para algunas personas.

Esta idea fue publicada como comentario en el reconocido New England Journal of Medicine y está inspirada en el viejo concepto de variolación, explicó un artículo en New York Times.

Esta es una técnica de profilaxis que significa preservación de la enfermedad, de acuerdo con la definición en Wikipedia, y fue usada antes de la vacuna contra la viruela.

Se basa en la exposición deliberada a un patógeno para obtener inmunidad. Claro, nadie querrá exponerse a una infección pero funciona de otra manera.

Los datos  de animales infectados con el coronavirus sugieren que las mascarillas pueden reducir la cantidad de virus que llegan a una persona reduciendo las chances de enfermar. Si un pequeño número de agentes virales se introduce en la persona, podría producir la respuesta inmune de las células para recordar al virus y combatirlo con éxito en próxima ocasión.

Para los investigadores de la propuesta, individuos que usan mascarilla, tienen la enfermedad pero son asintomáticos pueden ser una especie de variolación.

Esta teoría no está probada con estudios clínicos, debido a que no sería ético inocular el virus a las personas. No hay manera, entonces, de respaldarla. Se basa en dos asunciones difíciles de verificar: que menos dosis del virus deriva en menor severidad de la enfermedad y que las infecciones leves o asintomáticas pueden conferir inmunidad.

Con otros patógenos se ha visto que funcionan estos conceptos, pero en el caso del coronavirus no hay información, aunque estudios en hámsteres revelaron una relación entre dosis y enfermedad.

Por lo expuesto, la idea no es que las personas se expongan al virus para ver si ganan protección así usen mascarilla.

martes, 18 de agosto de 2020

Covid-19: parece que hay ciudades con inmunidad de rebaño

Mientras más personas se infecten con el virus, más rápido se obtiene la inmunidad. Foto Pixabay


Medicinas que impidan el agravamiento de los contagiados, una vacuna que evite las infecciones o... inmunidad de rebaño. Tres caminos distintos que comenzaron a analizarse apenas inició la pandemia por el Sars-CoV-2 y la enfermedad que produce, Covid-19.

Mientras en los dos primeros asuntos se trabaja con intensidad por parte de grupos de investigación alrededor del planeta, sobre el tercero empezaron a plantearse modelos sobre algunas preguntas, varias de ellas sin respuesta todavía: ¿cuánta población necesita contagiarse para lograr la inmunidad de rebaño? ¿Cuánto dura esa inmunidad en las personas? ¿A qué costo?

La inmunidad de rebaño se relaciona con el número de personas contagiadas que no transmiten el coronavirus y eso hace que las nuevas infecciones sean más lentas hasta que se nivelen por lo bajo. Distintos modelos predicen que para lograrla se requiere que entre el 10% al 80 % de la población se haya infectado.

Y parece que hay buenas noticias para algunas regiones al menos, de acuerdo con un informe presentado por el MIT. Tras el gran pico en Florida, Texas y Arizona en Estados Unidos las semanas pasadas, parece que los casos tienden a la baja y podría deberse al número de infectados, que es varias veces mayor al reportado en los datos oficiales.

Mientras que el número de contagiados en ese país es de unos 50 000 al día, investigadores como Young Gu, uno de cuyos modelos es seguido por autoridades sanitarias, junto a otros 33, sostiene que son 450 000 infectados cada día.

Se sugiere que esa inmunidad se ha logrado en ciudades como New York, Londres, Milán y Madrid. Para Tom Britton, University of Stockholm, se debe a una combinación entre la inmunidad alcanzada por la población y las medidas de control tomadas por las autoridades y las personas.

Un caso llamativo es el de Suecia. Allí no hubo cuarentenas ni medidas de protección estrictas. El número inicial de muertes fue alto por millón de habitantes, pero se estabilizaron los casos y Britton no tiene dudas de que se debe a la inmunidad adquirida por las personas.

Exámenes de sangre de ciudadanos de New York y Miami revelan que más del 20 % ha tenido el virus.

Pero que se logre la inmunidad de rebaño no significa que se pueda volver a la normalidad que tenía el mundo hasta diciembre pasado. No. Significa que la transmisión se hará más lenta, pero habrá menos casos y otra ola será menos dura, pero sí se podrán terminar cuarentenas.

En Suecia, por ejemplo, los niños volverán a clases, sin mascarilla-

Hay que considerar además que la inmunidad no es nacional sino territorial. Mientras en Estocolmo puede ser del 30 al 40 % en el resto de Suecia del 20 %. Así es en general en todas partes: una ciudad puede llegar a niveles altos de protección, pero no las demás.

Parece contradictorio y una posible amenaza para los sistemas de salud, pero mientras más personas se contagien, más rápido se logrará la inmunidad.

Las medicinas

Otro de los asuntos de mayor interés es el hallazgo de medicinas que solas o combinadas con otras eviten que el virus afecte seriamente la salud de personas o que se recuperen antes las más gravemente enfermas y se eviten muertes.

No son drogas nuevas, sino que se han usado para otras dolencias y se ensayan para ver si controlan el coronavirus.

Tras lalboroto por el Remdesivir y una droga de uso común y barata, la dexametasona, que ya hacen parte del escaso arsenal de productos para esta enfermedad y que se usan especialmente en casos de pacientes graves, hay más en estudio.

Por ejemplo, se estudia si los suplementos de vitamina D que una persona se contagie o hace que desarrolle síntomas leves. Esto se sabe que una deficiencia de esta vitamina incide en la aparición de infecciones respiratorias como la influenza.

Un estudio en Israel, publicado el 23 de julio sugiere que hay un vínculo entre niveles bajos de la vitamina D y una mayor susceptibilidad a la Covid-19.

Este resultado ha hecho que comience a investigar más el posible efecto de esa vitamina, pero con muchos interrogantes. Por ejemplo: mucha vitamina D aumenta el calcio en la sangre y en casos severos puede dañar órganos. Por eso es importante establecer la cantidad justa.

Pero otra investigación en el Reino Unido, que fue publicada en mayo no encontró relación alguna entre la Covid-19 y esta vitamina. Por eso los estudios continúan y no hay nada claro.

De tiempo atrás se sabe, eso sí, que este elemento contribuye a un sistema inmunitario más fuerte.

Ante la situación, hay cerca de 30 estudios en marcha que analizan la relación de la Covid con bajos niveles de vitamina D y el uso de suplementos de esta para prevenir o tratar la enfermedad.


Fuentes: MIT, The Scientist

 

martes, 2 de junio de 2020

6 meses del coronavirus: 10 cosas que se saben y 5 que no

Con el coronavirus tendremos que convivir muchos meses más. Foto Pexels

Seis meses del coronavirus SARS-CoV-2 que trastocó la vida en todo el planeta, haciendo encerrar a la mayor parte de la población, infectando millones y matando 380 000, cifras que crecen día a día.
Pudo haber comenzado en diciembre, pero fue a comienzos de enero cuando el mundo comenzó a escuchar noticias provenientes de Wuhan, una para muchos desconocida y poblada ciudad de China: una extraña enfermedad se dispersaba como el viento.
Todo el mundo anda a la espera de una vacuna para contener la pandemia, pero poco a poco se han ido reanudando las actividades sociales y productivas con distintos grado de éxito.
¿Qué se conoce de este virus que provoca la enfermedad llamada Covid-19 y qué se desconoce?
En seis meses mucho se ha avanzado en su estudio, pero faltan preguntas fundamentales en ser respondidas.

Primero: ¿qué se sabe?

1. Tendremos que convivir con este virus por mucho tiempo, un año o más mientras llega el remedio que buscan con desespero más de 100 grupos en todo el mundo. Para algunos científicos, mientras más convivamos con él, menos duros serán sus efectos, pero eso está por verse.
Por ahora se sabe que la vacuna demorará.

2. Uso del tapabocas: se sabe que este dispositivo es la mejor arma de defensa contra el virus, aparte de lavarse las manos con frecuencia. Habrá que usarlo todo el tiempo hasta que llegue la cura.
Los N95 capturan hasta 90 % de las partículas virales, los quirúrgicos del 50 al 80 % y los de tela del 10 al 30 % de las partículas más pequeñas.
De todos modos, cualquiera es mejor que ninguno. Y se debe complementar con el distanciamiento físico: estar a más de dos metros de las demás personas en la calle y sitios donde sea posible.

3. Nadie estaba preparado. Hay países con sistema de salud más organizados y fuertes, que lograron capear el temporal hasta ahora, pero la mayoría no y lo han pagado con creces en infectados, muertes o en las prolongadas cuarentenas.

4. Es un virus muy caro. Responder a la amenaza ha significado paralizar la mayor parte de las actividades sociales y productivas, viéndose obligados los gobiernos a gastar enormes cantidades de dinero en ayudas, de todas maneras insuficientes.

5. No es sencillo examinar a la gente. Las pruebas no se hacen en la cantidad sugerida por los expertos por distintas razones, desde disponibilidad de equipos y materiales a costos.

6. Inmunidad de rebaño, que se haya contagiado la mayor parte de la población requerida para desactivar el daño del virus, no está cerca en ninguna parte.

7. Demasiados síntomas. No es común que un virus produzca tantos síntomas en las personas infectadas ni tantas complicaciones como este.No solo ataca pulmones sino muchos otros órganos, como corazón y riñones, y en algunas personas genera la sobrerreacción del sistema inmunitario aumentando las complicaciones.
Provoca tos seca, falta de aire, dolor de garganta, fiebre, pero además escalofríos, pérdida de olfato y gusto, dolor muscular, lesiones en dedos de manos y pies.

8. Menos cuidado con superficies. Más y más estudios sugieren que el virus se degrada rápido en diferentes superficies, disminuyendo el riesgo de contagio. De hecho la inmensa mayoría se ha contagiado por las gotitas que expele una persona infectada al hablar, toser o estornudar.
No sobrevive en piscinas ni en lagos o el mar. De hecho el riesgo de transmisión es mayor en ambiente interior que en aire libre.

9. Es un virus que muta poco, representando una ventaja a la hora de fabricar una vacuna.

10. No se cree que el clima caliente y húmedo lo haga menos efectivo, como esperaban algunos con miras al verano en el hemisferio norte.

¿Qué se desconoce?

Ya se sabe mucho del coronavirus, pero aún los científicos tienen muchas preguntas sin respuestas.
Por ejemplo:

1. No se sabe cuántas personas ha infectado porque muchas son asintomáticas, convirtiéndose en transmisoras silenciosas del virus.Se calcula que un 35 % no muestra síntomas.

2. Tampoco se sabe cuánta cantidad de partículas virales se necesitan para que una persona enferme. Puede ser una o... un millón.

3. Por qué unos enferman más que otros. Es otro misterio y para algunos expertos podría deberse al sistema inmunitario de cada individuo. Los mayores de edad, con un sistema más débil o con otras enfermedades son más susceptibles de enfermar gravemente y morir.

4. El caso de los niños. También llama la atención que es menos probable que un niño enferme gravemente de Covid-19 que un adulto. Es muy probable que sean transmisores activos del virus a otras personas.

5. Cuánto dura la inmunidad. Parece que las personas que se han infectado adquieren inmunidad frente al virus, pero se desconoce por cuánto tiempo. Aunque ha habido informes de reinfección, para los científicos se trata de casos mal examinados o de residuos virales que quedan en el paciente recuperado.

Nota: con base principalmente en informe de The New York Times. También información de John Hopkins, CDC, NEJM,





jueves, 2 de abril de 2020

Hay noticias sobre la vacuna contra el coronavirus

Numerosos grupos y empresas trabajan en una vacuna contra el coronavirus. Foto Pixabay

Mientras la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 todavía se esparce acelerada por el mundo, cerca de 44 proyectos trabajan en la búsqueda de un alivio mediante una vacuna.
En este panorama, hay dos noticias positivas.
El virus es muy estable. Hay pocas diferencias genéticas entre la cepa original de Wuhan (China) y la que circula en Estados Unidos. ¿Qué significa esto? Que una vacuna podría ofrecer inmunidad prolongada.
Si bien todos los virus acumulan algunas mutaciones que persisten debido a la selección natural, la genética del SARS-CoV-2 indica que no muta a una tasa alta.
Así, se determinó que existen 10 diferencias genéticas  entre el virus de Wuhan y el que circula en territorio estadounidense donde se hizo el análisis según The Washington Post.

La otra noticia
Si bien se dice que una vacuna puede demorar de 12 a 18 meses, de pronto antes si se corre con suerte debido a que hay tanto grupo y empresa detrás de ella, el gobierno de Estados Unidos anunció la colaboración con las firmas Johnson & Johnson y Moderna para apoyar las pruebas clínicas y el desarrollo de la producción de infraestructura para una vacuna.
Así, Johnson & Johnson suscribió un convenio de US$1000 millones para crear la capacidad de fabricación de 1000 millones de dosis de la posible vacuna. Los fondos respaldarán los estudios no clínicos y la fase 1 de prueba de Ad26 SARS-CoV-2, una vacuna investigada por Janssen,
 que emplea la misma técnica de la vacuna desarrollada contra el Ébola que se usó en noviembre pasado en la República Democrática del Congo.
Las pruebas comenzarán antes de septiembre y podría conducir a una vacuna que se use en 2021 al menos en Estados Unidos.
Janssen es una filial de Johnson & Johnson.
También se aprobó apoyar a Moderna para las pruebas de fase 2 y 3 de su vacuna SARS-CoV-2 mRNA-127. La fase 1 ya está en desarrollo dijo el portal de The Scientist.
Dos esperanzas para la humanidad.