Aunque hoy crece el consenso acerca de que el castigo físico a los niños hace más mal que bien, hay quienes disienten: los peces de la especie Neolamprologus savoryi. Científicos acaban de reportar que castigan a sus descendientes para que colaboren con el cuidado.
Es la primera vez que se demuestra tal conducta por fuera de los vertebrados grandes y que el castigo para promover la cooperación existe por fuera de las sociedades humanas, resaltando la inteligencia de los animales.
Los resultados del estudio fueron publicados en Animal Behaviour. En él un equipo de investigadores de la Escuela de Ciencias en Osaka Metropolitan University se centraron en esa especie, un pez cíclido, pez que se reproduce en cooperación. Hasta ahora había poca evidencia de que usaba el castigo para promover cooperación en las crías, explicó Satoshi Awata, profesor y cabeza de la investigación.
Al observar la conducta de N. savoryi en ambiente controlado en laboratorio, pudieron manipular y medir los efectos del castigo en una conducta de cooperación.
Los resultados mostraron que los criadores dominantes atacaban físicamente a los ayudantes inactivos, incluidos sus propios descendientes, para promover la participación de estos últimos en actividades cooperativas. De hecho, quienes experimentaron tal agresión aumentaron posteriormente sus esfuerzos por adoptar conductas de ayuda.
En contraste, los ayudantes que se involucraban proactivamente en conductas de ayuda evitaban la agresión por parte de los dominantes.
"Nuestro estudio demostró que animales no humanos también utilizan el castigo para generar un comportamiento cooperativo en miembros del grupo", dijo Awata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario