No es nuevo decir que los mayas realizaban sacrificios humanos, pero ahora científicos descubrieron una práctica que incluía solo niños e incluso hasta un par de mellizos, según los análisis en la antigua ciudad Chichén Itzá.
Eran sacrificados menores de sexo masculino parientes entre sí. Los hallazgos sugieren, según los investigadores, una conexión con los mitos mayas del origen del Popol Vuh.
Esta ciudad, en el corazón de la península de Yucatán, México, es uno de los iconos arqueológicos de Latinoamérica, además de ser un lugar enigmático.
La ciudad es muy conocida por sus rituales en los cuales se sacrificaban personas, práctica de la que hablan restos humanos y pinturas relacionadas.
El análisis se centró en 64 restos de niños en un chultún (cisterna). Todos eran machos. El estudio genético mostró que eran de poblaciones mayas locales y al menos un cuarto estaban emparentados cercanamente. Estos consumían la misma dieta, sugiriendo que pertenecían al mismo hogar.
"Más sorprendente, identificamos dos pares de gemelos", dice Kathrin Nägele, coautora. Tomados en conjunto, los hallazgos sugieren que niños machos emparentados eran seleccionados probablemente en pares para los rituales asociados con el chultún. Este era un lugar donde los enterraban tras el sacrificio.
Vale indicar que los gemelos tienen un lugar especial en el origen de historias y vida espiritual de los antiguos mayas. Su sacrificio es un tema central en el libro sagrado del Popol Vuh, un libro de la era colonial cuyos antecedentes se remontan a hace más de 2000 años.
Los datos indican que el chultún fue usado con fines mortuorios por más de 500 años, de los siglos 7 a 12 de nuestra era y la mayoría de los niños fueron enterrados en un periodo de 200 años entre los años 800 y 1000.
El estudio fue publicado en Nature.
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