Parecen temas poco relacionados y hasta extraños, pero un nuevo estudio sugiere una situación impensada: el ayuno prolongado (intermittent fasting) aumenta el deseo sexual en ratones macho al reducir la concentración cerebral del neurotransmisor serotonina. Y este efecto se relaciona con una deficiencia inducida por la dieta del triptófano, un aminoácido precursor que debe obtenerse a través de los alimentos.
¿Qué significa esto? Acá viene lo interesante, les cuento:
Investigadores del DZNE informaron del hallazgo en la revista Cell Metabolism, junto con un equipo chino de la Universidad de Qingdao y la Universidad de Ciencias de la Salud y Rehabilitación. Entonces esto sugiere que podría existir mecanismos similares en humanos y los investigadores consideran el ayuno como un posible enfoque para tratar la pérdida indeseada del deseo sexual.
Vale citar que el ayuno es tema de constante investigación debido a que la reducción de la ingesta de alimentos y, por ende, la reducción calórica tienen diversos efectos en el organismo, más allá de la evidente pérdida de peso.
El doctor DanEhninger, líder del grupo de DZNE y autor principal del estudio, dijo que "Nos interesan los efectos del ayuno en el envejecimiento. Utilizando ratones como modelo, investigamos los mecanismos biológicos subyacentes. Nuestro objetivo es obtener información que también puede ser relevante para los humanos".
El interés era evaluar cómo el ayuno incide en la descendencia de los ratones, pero los investigadores se toparon con un descubrimiento que no esperaban.
El hallazgo llevó la investigación en una nueva dirección: los ratones viejos, senior en estándar humano, que tenían ayunos más prolongados producían un número inusualmente grande de descendencia.
El caso es que contrario a la hipótesis inicial esto no se debía a efectos del ayuno en los órganos reproductivos o el estado endocrino de los animales no humanos.
El investigador principal explicó que "Fue un poco de trabajo de detective para descubrir la causa real". Así fue que "Lo comprendimos. Es un asunto de comportamiento. Los machos que ayunaban tenían más encuentros sexuales que los ratones que no". Aclaró que "Estos animales tenían una frecuencia inusualmente alta de apareamiento, y como resultado un alto número de descendientes para su edad".
El profesor Yu Zhou contó que "Para que el ayuno intermitente aumentara el deseo sexual, tomaba algún tiempo". No fue inmediato. Explicó que "Basados en nuestros experimentos, la duración mínima parece estar algo así como entre seis semanas y seis meses".
El estudio encontró que todo se debía al neurotransmisor serotonina, que tiene efectos inhibidores y esto era así porque su síntesis depende del aminoácido triptófano, que se redujo por la restricción de alimentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario