Que no consuma pitillos (pajas) de plástico para tomar bebidas, que use elementos ecológicos. Pero no es tan fácil.
Les cuento lo que encontró un estudio publicado en Food Additives and Contaminants.
Es el primer estudio de su tipo en Europa y en los pitillos de papel encontró la presencia de los PFAS, peligrosos químicos que entre otras atribuciones se sabe que afecta el sistema endocrino. Son las sustancias per y polifluoralquilo.
Estos fueron hallados en la mayoría de pajas analizadas, en especial en las de papel y bambú.
Los PFAS se usan en múltiples objetos y artículos de uso diario, aunque en muchas partes están prohibidos. Aparte del mal relatado, puedo decirles que disminuye el efecto de las vacunas, genera bajo peso al nacer, produce enfermedad de tiroides, aumenta los niveles de colesterol, daña el hígado, contribuye al cáncer renal así como al de los testículos.
Pero sigamos: se descomponen con mucha lentitud y persisten miles de años en el ambiente, por lo que son denominados 'químicos eternos'.
"Con frecuencia las pajas hechas de materiales con base en plantas, como de papel y bambú, se anuncian como más sostenibles y eco amigables que aquellos hechos de plástico", dijo Thimo Groffen, investigador, científico ambiental en University of Antwerp en Bélgica, participante en la investigación.
"Sin embargo, la presencia de PFAS en estas pajas significa que eso no es necesariamente cierto".
Continúo: una complicación es que muchos países han prohibido también productos plásticos de un solo uso, incluidos los pitillos y por eso las versiones basadas en plantas se han convertido en alternativas populares.
El estudio analizó 39 marcas diferentes de pajas, hechas de papel, bambú, plástico, vidrio y acero, obtenidas de tiendas, supermercados y puntos de comidas rápidas.
La mayoría, 69 % contenían diferentes PFAS, 18 detectados. Las pajas de papel, 90 %, contenían PFAS, también en 80 % de las de bambú.
Concluyo: una pequeña cantidad de los PFAS no va a hacer nada, pero se suma a las cantidades ya acumuladas en el cuerpo y eso no es bueno. Eso sí, el estudio no pudo conocer en qué parte del proceso llegaban esos químicos a las pajas.