No es un tema sencillo: comunicarse con el familiar o amigo muerto ayuda a llevar el duelo, de acuerdo con un estudio del Centre for Research in Psychology and Social Sciences en la University of Northampton en el Reino Unido, un hallazgo que sirve para continuar investigaciones sobre el asunto.
La comunicación tras la muerte es definida como un fenómeno espontáneo en el cual el individuo reporta un sentimiento de contacto directo (sin intervención de médium) con una persona fallecida.
Para los investigadores, del 30 al 34 % de las personas experimentan uno de esos fenómenos durante su vida. Esto ha sido reportado en diferentes culturas, sin importar género, edad, nivel socioeconómico, estado educativo y creencias religiosas.
Esa comunicación puede darse en varias formas, como sentir una presencia, experiencias sensoriales (visual, olfativa, auditiva, táctil), experiencias simbólicas (una canción en la radio, una flor que florece fuera de la temporada, etc), experiencias electrónicas (una llamada telefónica, un like en red social, un mail del fallecido, anomalías en el computador, etc), sueños con visitación o con mensajes.
Publicado en el journal Omega, el estudio con 70 participantes, reveló que 81 % se sienten mejor tras una comunicación como las citadas y a 84 % ayudó en su duelo. Para la mitad, 47 %, aliviaba la aceptación de la pérdida, 40 % reportó una recuperación acelerada y 42 % confirmó la influencia significativa de la comunicación en su estado de dolor. Para el 40 % ayudó a disminuir la tristeza.
Estos datos sugieren que trabajar con esas comunicaciones tras la muerte puede tener un efecto terapéutico en las personas.
Nota: el estudio se basó en las interacciones con los fallecidos percibidas por las personas, un fenómeno que reporta gran número de sociedades. No se trató de validar esas comunicaciones ni descalificarlas, solo de ver cómo las personas que creen tenerlas llevan mejor su duelo.
El duelo puede generar consecuencias serias para la persona que lo padece. Y los fenómenos que reportan son comunes: Por ejemplo un estudio en el Journal of Affective Disorders, de Anna Castelnovo et al en 2015, analizó las experiencias con alucinaciones que son reportadas con frecuencia por personas sin historial de trastornos mentales. Encontraron que del 30 % al 60 % de las personas viudas las experimentan, dando consistencia al fenómeno.