Ir al sauna es como escaparse un poco del ajetreo diario y pensar en otras cosas, mientras se disfruta del ambiente con olor a madera, a aromáticas y del calor. Peor hay mucho más.
No solo es benéfico para la salud mental, sino también para la física. Eso lo confirma un estudio publicado en el Journal of Circumpolar Health. En él, un equipo que incluyó a Earric Lee, del Montreal Heart Institue y a Daniel Gagnon, profesor en la Université de Montreal se encontraron beneficios como reducir la presión arterial, brindar niveles más altos de energía y proporcionar un mejor dormir.
El estudio, hecho en Suecia, comparó características demográficas, estado de salud y estilos de vida de usuarios y no usuarios de sauna. Las personas que frecuentaban el sauna una a cuatro veces en el mes tenían menos diagnósticos de hipertensión. También reportaron menos dolores, alegría mayor y más altos niveles de energía, así como un sueño más satisfactorio.
El estudio sugiere que el uso frecuente del sauna está relacionado con una mejor salud general, en parte debido al efecto del calor en el sistema cardiovascular. Es más, esas manifestaciones son similares a las observadas durante la actividad física de intensidad moderada..
Cuando las personas están en un sauna, su temperatura corporal aumenta, por lo que sudan más para refrescarse, un proceso que se ve facilitado por un mayor flujo sanguíneo. También tienen una frecuencia cardiaca y una presión arterial más altas. Todo esto parece tener múltiples efectos positivos.
Entonces:
Cuando los vasos sanguíneos están expuestos al calor sostenido por varios minutos, se dilatan para alentar el flujo sanguíneo, por lo tanto removiendo calor del cuerpo y refrescándonos.
Lee explicó que "En el tiempo, este mecanismo de dilatación permite incrementarla elasticidad de los vasos y puede explicar entonces la reducción en la presión arterial".
Luego de la exposición al calor, el cuerpo comienza a refrescarse, pero no simplemente retorna a la temperatura homeostática de base; en realidad baja más. Como resultado, la calidad del sueño mejora, dado que las personas entra en el mismo estado cuando comienzan a estar somnolientas y la temperatura del cuerpo cae.
Además, cuando el cuerpo está expuesto al calor se liberan endorfinas a la corriente sanguínea.
Esa es una de las razones por las que nos sentimos tan bien tras el sauna, dijoLee. "La misma sensación de bienestar puede enmascarar nuestros dolores. No desaparecen por completo, pero nos sentimos mejor".