La baja frecuencia en la que ronronean los gatos domésticos es otra de las maravillas de la anatomía de estos pequeños felinos. Foto RVG
Para quienes tienen gato pocas cosas más agradables que su ronroneo, ese sonido único, música para los oídos. Y se ha dicho mucho sobre por qué se produce, como afirmar que el minino está contento, que anda tranquilo, hasta que está estresado. Lo que no se había respondido hasta ahora era ¿cómo se produce el ronroneo?
Pues bien, una investigación publicada en Current Biology parece tener la respuesta. Los gatos domésticos tienen una especie de almohadilla en sus cuerdas vocales, que agrega una capa extra de tejido graso que les permite vibrar a bajas frecuencias. Es más, se encontró que para ronronear, entonces, la laringe no necesita un impulso u orden continua del cerebro para producir tan característico sonido.
"El ronroneo ha tenido históricamente una explicación compleja, no científica", en palabras de Bonnie Beaver, científica veterinaria en Texas A&M University, citado en un artículo de Science. Él no participó en la investigación. No científica porque aunque los científicos han ideado varias teorías para explicar el misterio del ronroneo, nunca fueron examinadas.
No se crea, pero era un misterio. Los gatos domésticos son pequeños, con un peso de unos 4.5 kilos y los científicos se mantenían intrigados sobre cómo podían generar esas vocalizaciones de tan baja frecuencia, de entre 20 y 30 hertz, frecuencias observadas por lo general en animales mucho más grandes, como los elefantes, que tienen cuerdas vocales mucho más grandes. Y mientras los grandes gatos como los leones y los tigres emiten poderosos rugidos, los gatos domésticos solo logran emitirlos en esas bajas frecuencias.
La mayoría de las vocalizaciones de los mamíferos, incluyendo otros sonidos de los gatos como los maullidos, son producidos en un modo similar, una señal del cerebro que hace que las cuerdas vocales se presionen juntas y el flujo de aire a través de la laringe hace que las cuerdas se golpeen entre ellas cientos de veces por segundo generando sonido. Este es un fenómeno pasivo: una vez las cuerdas comienzan a vibrar, no se requiere un impulso neural adicional para que sigan así.
En los años 70, científicos propusieron que el ronroneo tenía un mecanismo diferente. Hubo explicaciones, que el nuevo estudio invalida. En este, los científicos removieron las laringes de ocho gatos domésticos que habían recibido la eutanasia por enfermedades terminales y las investigaron con el consentimiento de sus dueños.
Pincharon las cuerdas juntas y bombearon aire humedecido y tibio a través, logrando producir el ronroneo y demostrando que no se requiere orden cerebral. Las ocho laringes produjeron oscilaciones autosostenidas a frecuencias entre 25 y 30 Hz, sugiriendo que el ronroneo no requiere necesariamente contracciones de los músculos.
Al analizar con mayor detenimiento la anatomía, encontraron masas inusuales de tejido entre las cuerdas vocales. Ya se conocían, pero no se sabía para qué y tal parece que esas almohadillas aumentan la densidad de las cuerdas, haciendo que vibren más despacio, permitiendo que los gatos produzcan sonido a tan baja frecuencia para su tamaño. Es un fenómeno pasivo que se mantiene luego del primer impulso recibido del cerebro.
Como en diferentes estudios, varios científicos recibieron con beneplácito el hallazgo, aunque otros creen que hay que seguir investigando, un asunto muy difícil con gatos vivos.