El 75 % de la selva amazónica está perdiendo resiliencia revelaron imágenes satelitales de varios años analizadas en un estudio publicado en Nature Climate Change.
La vegetación es más seca hoy, le toma más tiempo regenerarse, incluso en las áreas más densas.
Esta situación sugiere que la Amazonia se encuentra en un punto de quiebre, luego del cual no volverá a ser la misma. Entre el aumento de temperatura y otras presiones humanas puede ser irreversible el daño.
La Amazonia, una de las selvas más importantes del mundo para la retención de carbono, ha permanecido por decenas de millones de años, con algunas variaciones durante las edades de hielo, pero se ha recuperado. Es un sistema que se mantiene solo gracias a los árboles, de los cuales el agua desprendida por las hojas contribuye a la formación de lluvia y el denso y alto dosel impiden que la luz solar seque el suelo.
Pero los humanos han talado el 17 % de los árboles, afectando el ciclo del agua y permitiendo un suelo seco que facilita los incendios ante unos árboles estresados. A esto se suma que las condiciones más calientes en el Océano Atlántico han derivado en una estación seca varias semanas más extensa.
El estudio de las imágenes mostró que en las zonas más densas, los parches demoran más en recuperarse que hace 20 años.
No solo es la alteración del clima, la pérdida de selva con todo lo que significa para el balance climático, sino que de llegar al punto de quiere la amenaza sería muy seria para el 10 % de las especies conocidas que la habitan.
Además aumentarían los gases de invernadero en la atmósfera al perderse gran parte de la capacidad de retención de la selva y con ello traería un mayor aumento de la temperatura global.
La deforestación y el cambio climático son entonces las fuerzas que estresan la región y pueden llevarla a la desestabilización total, una deforestación intensa, al menos, en tres países: Brasil, Colombia y Perú.