No es algo nuevo. Hace varios años se habla de la restricción calórica para mejorar la salud. Hay quienes siguen este patrón, que debe hacerse con control de especialistas, y al hacerlo por su cuenta pueden abusar.
Una restricción del 40 % deriva en problemas inmunológicos, facilitando la aparición de diversas infecciones.
Científicos liderados por Vishwa Deep Dixit en la Escuela de Medicina de Yale University exploraron los efectos inmunológicos y metabólicos de la restricción y sus hallazgos aparecieron en la revista Science.
Trabajaron con participantes entre 25 y 45 años, que durante dos años siguieron una restricción del 25 % en su ingesta calórica.
Al finalizar, mediante imágenes de resonancia magnética se examinó el timo, un órgano que produce las células T del sistema inmunológico. Tras dos años, los participantes tenían un timo más grande, tenían menos grasa y producían más células T.
Se encontró que la restricción calórica producía cambios en la actividad de genes en la grasa corporal asociada con las células inmunológicas, varios de los cuales no se habían identificado antes en estudios con animales. Se enfocaron en un gen en particular, Pla2g7, que regula la inflamación, y la restricción inhibía esta actividad.
Al estudiar con ratones sin ese gen, se encontró que ganaban menos peso al consumir una dieta alta en grasas y desarrollaban menos el hígado graso. Además quemaban más grasa. Y los ratones más viejos sin ese gen, padecían de menos inflamaciones y tenían timos más grandes y más productivos.
Estos hallazgos sugieren que, al menos en parte, la restricción calórica mejora la salud.
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