sábado, 23 de septiembre de 2023

No se necesita cerebro para aprender

Tal parece que los cnidarios, como esta cubomedusa puede aprender aunque no tiene cerebro. Foto Wikipedia Commons


Aunque hay humanos que poco usan su cerebro, científicos están sorprendidos con una cubomedusa que pese a carecer de este órgano puede aprender de las experiencias.

El hallazgo se hizo con la pequeñísima cubomedusa (box jellyfish) del Caribe, Tripedalia cystophora, que aprende por asociación, en este caso fue entrenada para asociar la sensación de saltar sobre algo con base en una señal y así evitar futuras colisiones.

Es un tipo de aprendizaje llamado aprendizaje asociativo, que no se creía posible en un animal sin cerebro. Este tipo de aprendizaje lo hizo famoso el neurólogo Iván Pavlov con sus experimentos con perros a finales del siglo 19. En ellos el perro aprendía a asociar un estímulo con otro mediante un entrenamiento.

"El aprendizaje asociativo es ahora considerado una sólida evidencia de capacidad cognitiva", dice Ken Cheng, un investigador en comportamiento animal, de Macquarie University en Australia, citado por Nature. Muchos otros animales, desde los humanos a las aves, los pulpos e incluso insectos tienen la capacidad de aprender por asociación.

"Es súper", en palabras de Gaëlle Botton-Amiot, neurobiólogo de la University of Fribourg en Suiza, quien en marzo pasado demostró que la anémona Nematostella vectensis también era capaz de ese tipo de aprendizaje. Las anémonas de mar y las cubomedusas pertenecen al grupo de organismos conocidos como cnidarios, hecho que sugieren que esa capacidad la pueden tener todos los clasificados en ese grupo.

"El hallazgo sobre la cubomedusa es importante porque muestra que un sistema nervioso centralizado cerebro no es necesario para el aprendizaje pro asociación", explica Pamela Lyon, bióloga cognitiva en la University of Adelaide, Australia.

En el caso de la anémona, fue entrenada mediante choques eléctricos, algo que no es natural y por eso su aprendizaje no es significativo. En el caso de T. cystophora se imitó su medio natural, conocido que se alimenta de pequeños crustáceos entre las raíces del manglar, para darle mayor validez al experimento y los hallazgos.

El hallazgo fue publicado en Current Biology.


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