jueves, 13 de febrero de 2020

Otra estrella se entrometió en nuestro Sistema Solar


Dibujo que ilustra el paso de la estrella Scholz. Imagen José Peña-Sinc

Hace 70 000 años cuando los humanos y homíninos apenas salían decididamente de África, hubo dos fenómenos, el uno geológico, el otro astronómico, que dejaron una huella descifrada por los científicos.
Se sabe que en esos años más o menos el supervolcán Toba erupcionó, arrojando unos 2800 kilómetros cúbicos de roca vaporizada y otros elementos al aire. La vida para aquellos primitivos se hizo difícil. Se cree que la población se redujo hasta tener solo unos 1000 adultos reproductivos.
En 2015, un estudio explicó en parte el otro fenómeno. En el cielo esos ancestros podían observar una estrella rojiza que se había acercado a solo un año luz del Sol (hoy la más cercana está a 4,2 años luz) y atravesó la nube de Oort, la más lejana región del sistema solar llena de asteroides helados y cometas de largo aliento que cada miles de años visitan los alrededores de nuestra estrella.
Antes los astrónomos creían que esa estrella errante, la estrella Scholz, había pasado tranquilamente por Oort sin haber causado mayores afectaciones a la cantidad de objetos que habitan esa lejana región.
En un estudio de este mes en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters, científicos analizaron la evolución orbital de 339 objetos conocidos allí con órbitas hiperbólicas que eventualmente los expulsarán de nuestro Sistema Solar. Al correr simulaciones hacia atrás, a unos 100 000 años, pudieron determinar de cuál punto del espacio parecían haber llegado.
Encontraron que cerca del 10 %, 36 objetos, se originaron hacia la constelación Géminis. Un lugar del cielo que parece ser exactamente el lugar de donde los astrónomos esperarían que esos objetos hubieran llegado si hubieran sido ‘empujados’ por la estrella Scholz durante su paso por nuestro sistema.
Además de determinar una interacción con la nube de Oort, el grupo precisó que ocho de esos objetos estudiados, incluido el asteroide-cometa Oumuamua que hace dos años pasó cerca del Sol, proveniente de otro sistema estelar, se desplazan tan rápido que probablemente se originaron fuera de nuestro sistema solar.
Dos de ellos, C/2012 SI (ISON) y C/2008 J4 (McNaught), tienen velocidades extremas de unos 14 500 kilómetros por hora, lo que indica que provienen de afuera y solo están de paso.
Una historia contada 70 000 años después. 

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