viernes, 5 de julio de 2019

No les tema a los callos: caminar descalzos trae beneficios


Verano… calor, ¿y quién no se ha refrescado caminando descalzo, sea en la casa o en el prado?
Claro, siempre con temor a que se formen callos, ¿pero es malo?

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Andar descalzos genera callos, un peoceso evolutivo benéfico. Foto Wikipedia

Un estudio publicado en Nature sugiere que esos callos –el engrosamiento de la piel que se presenta cuando se camina descalzo- ha surgido en la evolución como medio para proteger los pies y hacer que se camina con mayor comodidad de una manera que no se logra con zapatos.
De eso dan muestra los campesinos de edad en diferentes regiones, que nunca usan zapatos y caminan por toda clase de suelos.
Y otro ejemplo lo tenemos en nuestros ancestros: el primer zapato de que se tiene conocimiento data de hace solo 8000 años (la especie humana surgió hace 200 000 a 300 000 años) de modo que casi siempre nuestros antepasados caminaron sin cubrir sus pies.
Sin embargo existe alguna evidencia indirecta del uso de sandalias y mocasines unas decenas de miles de años antes de eso.
Los zapatos abollonados y cubiertos son más recientes: de hace solo 300 años más o menos.
A diferencia de los zapatos, sugiere el artículo, los callos brindan protección sin comprometer la sensibilidad ni el modo de caminar.
En contraste, los zapatos reducen la sensibilidad del pie y alteran la forma como las fuerzas de impacto se transfieren del pie a las coyunturas arriba en la pierna.
Pero hay algo más: que hayamos evolucionado para caminar descalzos y que andar así es distinto a hacerlo con zapatos, puede significar que andar a pie limpio ofrece algunos beneficios a la salud en el largo plazo, dijeron los investigadores.
“Los beneficios sensoriales de andar descalzo puede tener implicaciones en la salud, pero se necesita estudiarlas”, de acuerdo con Daniel Lieberman, profesor de biología evolutiva humana en Harvard University, coautor del estudio.
En la investigación se analizaron callos en los pies en más de 100 adultos, la mayoría de Kenya. Cerca de la mitad caminaba descalza la mayor parte del tiempo y el resto usaba zapatos por lo general.
Entre quienes andaban a pie limpio, los callos no restringían la sensibilidad táctil o la capacidad del pie de sentir la sensación del suelo al caminar. Los zapatos, con suelas abollonadas, claramente silencian esa sensación.
Sin embargo, los callos gruesos no actúan solo como los amortiguadores de los zapatos, sino que pueden proteger contra el calor u objetos filudos, entregando confort y seguridad.
Además la sensación de sentir la tierra puede ayudar a quienes andan descalzos a mantener el equilibrio, fortalecer los músculos y crear conexiones neuronales fuertes entre el pie y el cerebro.
Por eso, Thomas Milani, coauthor, de Technische Universität Chemnitz en Alemania, “sugerimos a los niños caminar descalzos en la hierba húmeda con el propósito de estimular los aferentes (nervios que llegan al cerebro) por razones de desarrollo”.
Nota: con información de Live Science

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