Hay una forma poco explorada para controlar el peso y, de paso, tener mejor calidad de vida en el día: dormir bien, al menos siete horas.
Privarse de hora de sueño o dormir mal se asocia con una mayor tendencia a incrementar el apetito e ingerir alimentos altos en calorías, Esto dice un estudio de los Institutos de Salud de Estados Unidos (NIH).
La investigación, dirigida por Esra Tasali, de University of Chicago, contó con 80 adultos dentro de un ensayo clínico de la duración del sueño en un ambiente real. Todos tenían sobrepeso y de 21 a 40 años de edad. Por lo general dormían menos de 6 horas y 30 minutos debido a su estilo personal (no por razones médicas).
A todos se les monitorearon los hábitos de sueño mediante dispositivos usados en la casa. El gasto de energía se rastreó pidiéndoles tomar agua con marcadores que se podían registrar en la orina. Se evaluó además el peso y la composición corporal durante el estudio.
En las dos primeras semanas dormían según sus hábitos. A los 15 días a unos se les pidió aumentar el tiempo de sueño, otros siguieron con su modo de dormir. Lo primeros tuvieron una sesión personalizada de consejos sobre higiene del sueño, como ir a la cama y levantarse en el mismo horario y no usar pantallas antes de acostarse.
Los investigadores calcularon los cambios en la ingestión de calorías durante las dos semanas de intervención usando gasto de energía, peso y composición corporal.
Aquellos del grupo intervenido aumentaron el sueño en 1,2 horas en promedio e ingerían además unas 270 calorías menos que los del grupo de control. Si el hábito de dormir bien y suficiente se extiende, la reducción de peso sería significativa.
Un hallazgo interesante que, como es usual, debe ser complementado con más estudios.
La investigación fue publicada en Jama Internal Medicine.