jueves, 27 de junio de 2019

Estudio determina que todos dormimos con el enemigo encima


Créalo o no, andamos por la vida con mutaciones genéticas en nuestro cuerpo que bajo ciertas circunstancias pueden derivar en cáncer.

Mutaciones genéticas en tejido sano pueden provocar cáncer. Imagen NIH

Al analizar información genética de los cuerpos de casi 500 personas, científicos encontraron que casi todos tenían tejido sano que contenían células con mutaciones genéticas particulares. Algunas eran mutaciones en genes relacionadas con cáncer.
De acuerdo con este hallazgo, habría que cambiar un paradigma. El modelo estándar de biología dice que cada célula normal copia sus instrucciones de ADN con gran precisión cada que se divide. Así, con excepciones como el sistema inmunitario, las células en el tejido normal, sano, continúan conteniendo exactamente la misma secuencia del genoma que estaba presente en el embrión unicelular inicial del que surgió el individuo.
Ahora se ve que todos andamos con mutaciones presentes en el tejido sano, con el potencial de desarrollar cáncer bajo condiciones determinadas o de generar otras condiciones que afectan la salud.
El Atlas del Genoma del Cáncer ha caracterizado muchas alteraciones genómicas y moleculares detrás de distintos tipos de cáncer, pero ha sido difícil establecer la secuencia exacta de eventos que conducen al cáncer y se han detectado pistas de que el tejido sano normal, incluyendo sangre y piel, pueden tener un número sorprendentemente alto de mutaciones, tal vez el inicio de un camino que puede llevar a problemas serios de salud.
Esto fue confirmado en un estudio en Science del Broad Institute en el MIT y Harvard, encabezado por Gad Getz, Keren Yizhak y colegas.
Analizaron secuencias de ARN de 29 tejidos, incluyendo corazón, estómago, páncreas y grasa y lo igualaron con ADN de 488 personas de una base de datos.
Se determinó que 95 % tenía uno o más tejidos con grupos de células que tenían mutaciones genéticas.
Muchas de estas no son dañinas, pero algunas sí están relacionadas con el cáncer.
Esas mutaciones genéticas aparecen más a menudo en tejidos de la piel, el esófago y el pulmón.
Entonces, la exposición a elementos ambientales como el aire contaminado en los pulmones, sustancias carcinógenas en la dieta en el esófago y la radiación ultravioleta del Sol sobre la piel pueden tener papel importante en el origen de las mutaciones en distintas partes del cuerpo.
Es decir, aún en los tejidos normales, el ADN en las células de nuestro cuerpo no es idéntico del todo, sino que continuamente aparecen mutaciones y eso convierte esas células en un mosaico de distintos eventos de cambio celular. Algunas seguirán dividiéndose don ese perfil genético alterado, otras tenderán a desaparecer.
No está claro hasta qué punto esos grupos de células alteradas pueden poner en mayor riesgo a las personas para desarrollar cáncer en el transcurso de su vida. Pero pueden ser una señal importante para la detección temprana de esa enfermedad.
Lo cierto es que todos, al parecer, andamos y dormimos con nuestro posible enemigo.
(Con información de NIH)

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