sábado, 23 de noviembre de 2024

Hay 1200 km3 menos de agua en ríos y lagos de todo el mundo

Desde 2014 se ha mantenido constante la disminución de agua dulce en los ríos y lagos, según datos satelitales. Foto en Miraflores, Antioquia, Colombia. RVG


Los continentes de la Tierra entraron, según parece, en una fase de sequía persistente. Una afirmación que se desprende de un estudio de científicos que emplearon satélites de Estados Unidos y Alemania. Lo que hallaron no es positivo.

La cantidad de agua dulce se está reduciendo, proceso que comenzó en 2014 y persiste. Es que de 2015 a 2023 las mediciones satelitales mostraron que la cantidad promedio de agua almacenada en la superficie -que incluye ríos, lagos y acuíferos, era de 1200 kilómetros cúbicos más bajo que el promedio 2002 a 2014, explicó Matthew Rodell, uno de los investigadores, hidrólogo en el Centro de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos. Dijo que eso es "Dos veces y medio el volumen del lago Erie perdido".

En tiempos de sequía, junto a la expansión de la agricultura irrigada moderna, las granjas y las ciudades dependen más de la extracción de agua subterránea, que puede llevar a que escasee: los suministros de agua dulce se reducen, la nieve y la lluvia no alcanzan a recuperarlos y se bombea entonces más agua subterránea.

Una reducción que pone en jaque a comunidades y agricultores y que puede derivar en hambrunas y conflictos, pobreza y enfermedades, como mostró este año un reporte de Naciones Unidas.

El declive en agua dulce de este estudio comenzó con una sequía masiva en el norte y centro de Brasil, seguida por una serie de grandes sequías en Australasia, Sudamérica, Norteamérica, Europa y África. Y las temperaturas más calientes en las aguas del Pacífico tropical, desde finales de 2014 a 2016, culminando en un gran evento de El Niño, produjo cambios en las corrientes en chorro atmosféricas que alteraron el clima y los patrones de lluvia alrededor del mundo.

El satélite GRACE mostró que 13 de las 30 sequías más intensas del mundo que detectó ocurrieron desde 2015.

El calentamiento global hace que haya más vapor de agua en la atmósfera, que deriva en más precipitación y mientras el total anual de lluvia y nieve no varía mucho, los periodos largos entre intensa precipitación hacen que el suelo esté más compacto y no absorbe tanta agua.

"El problema cuando se tienen lluvias extremas", dijo Michael Bosilovich, meteorólogo en NASA, "Es que el agua termina corriendo", en vez de empapar los acuíferos. Globalmente los niveles de agua dulce han permanecido bajos desde 2014-2016, mientras más agua permanece atrapada en la atmósfera como vapor de agua.

 El estudio se publicó en Surveys in Geophysics.

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