Hace mucho murió su estrella madre y en su lugar quedó una enorme nebulosa. Un cráneo espacial. Se trata del remanente de una muerte estelar ocurrida hace muchísimo tiempo. Se encuentra hacia la constelación del Cetus, la ballena, a 1600 años luz de nosotros.
Esta nebulosa planetaria es la primera que se conoce ligada a un par de estrellas orbitadas por una tercera mucho más lejana. Y si bien se sabe de ella hace tiempo, solo en 2014 gracias al Very Large Telescope del European Southern Observatory (ESO) se identificó que la enana blanca y su compañera escondían esa tercera situada hacia el centro del cráneo.
La compañera es una enana roja muy tenue que se encuentra a unas 500 veces la distancia entre el Sol y la Tierra. En comparación el lejano Plutón está a solo unas 40 veces esa distancia.
La tercera estrella que gira alrededor del par se encuentra a unas 1900 veces esa distancia.
Esta nebulosa se formó cuando una estrella tipo Sol expulsó sus capas externas ya en su última etapa, dejando un núcleo, la enana blanca, una de las dos estrellas que se aprecian en la zona central.
Este residuo estelar se conoce también como NGC 246 y volvió a ser captada por el VLT.
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