Son inteligentes, sienten dolor emocional y hasta duelos. Sienten tristeza por distintas razones, como por ansiedad o miedo. Son los pulpos, animales más complejos de lo que podría pensarse a simple vista. Y ahora científicos encontraron otra característica muy llamativa.
Las hembras de la especie Octopus bimaculoides entran en un desenfreno total luego de tener crías, llevándolas hasta la muerte. Se mutilan a sí mismas, dejan de comer y el desenlace es fatal.
Los cefalópodos tienen el sistema nervioso central muy grande y una relación cerebro-masa corporal muy grande, pero a diferencia de los animales de cerebro grande como primates y córvidos, vive muy poco: un año.
Cuando la hembra de esa especie se aparea, pone luego los huevos y entra en una cascada de eventos que la conducirán a la muerte.
Científicos de las Universidades de Chicago, Washington e Illinois Chicago estudiaron a qué se debía esa situación, que se da también en cautiverio. Encontraron un responsable.
Cuando dan a luz, igual a otros animales, estas hembras sufren grandes cambios emocionales y hormonales, modificando su metabolismo. Unos cambios hormonales que afectan la glándula óptica, parecida a la pituitaria humana y que muchos llaman el tercer ojo.
Aquí reside el origen del problema. Cuando esta se suprimió, las hembras no entraban en ese desenfreno loco. El cambio en el metabolismo del colesterol genera alteraciones severas en los esteroides y eso hace que actúen de manera dañina.
En el embarazo generan muchas hormonas, que les ayuda a mantenerse nutridas, pero la producción de colesterol también aumenta. Tras poner los huevos, se desencadenan las alteraciones en el metabolismo con las terribles consecuencias.
El estudio fue publicado en Current Biology.
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