Hay un material con el que nos topamos casi a diario, por ejemplo cuando vamos a la playa, y que podría ser una alternativa contra la obesidad. Sí, es la arena. Bueno, no se trata de que hay que tomarse una cucharada de arena cada tanto. No. Ni riesgos.
El caso es el siguiente:
Una nueva investigación de la University of South Australia demostró que partículas de arena purificada podrían ser la próxima terapia antiobesidad. Se trata de partículas modificadas de sílice hechas de arena purificada, óptimamente diseñadas para su área de superficie que les permite absorber grandes cantidades de enzimas digestivas, grasas y azúcares dentro del tracto digestivo.
Este estudio validó cómo partículas de sílice porosa pueden impedir procesos digestivos e detener la absorción de grasa y azúcar.
La terapia es suave con el estómago y con pocos efectos indeseados como los de las drogas antiobesidad y para Paul Joyce, cabeza del estudio, este desarrollo podría cambiar los resultados para la salud de millones de personas que luchan contra la obesidad.
Hay más de 1900 millones de personas con esa condición, aparte de que las drogas existentes causan efectos como diarrea,, sangrado y dolor abdominal.
La sílice porosa, principal componente de la arena, ha recibido atención por su potencial antiobesidad en humanos y los ensayos han mostrado que es una terapia segura, si bien no se sabe bien cómo lo hace.
"Nuestra investigación muestra que promueve un efecto antiobesidad funcionando localmente en el intestino para restringir la absorción de grasa y carbohidratos". El artículo fue publicado en Pharmaceutics.
La investigación reveló que las partículas con poros de 6 a 10 nanómetros son ideales para activar una respuesta ante las grasas y los azúcares.
No quiere decir que ya todo está investigado y el producto listo. Falta validar en modelos animales lo hallado para determinar cualquier variación.
¿Funcionará?
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