Si su médico le dice que se mueva, que haga ejercicio, no es por fastidiarlo. No tiene que matarse haciéndolo ni sudar hasta la última gota. Una afirmación que cobra validez a partir de un estudio publicado en el British Journal of General Practice.
Miremos. La recomendación general para mantener una mejor salud ha sido la de ejercitarse 150 minutos a la semana, que podrían ser caminando rápido 25 minutos, bailando ese tiempo o haciendo aeróbicos, entre otras actividades. Es que la tasa de mortalidad entre personas activas se puede reducir entre 30 % y 60 % frente a las que son sedentarias. Es más, hacer ejercicio disminuye la incidencia de casi todas las enfermedades.
El estudio, de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Bizkaia del Servicio Vasco de Salud, reportó el diario El País, siguió a más de 3350 personas durante 15 años. Encontró que entre quienes practican los 150 minutos de actividad moderada cada semana o los de 75 minutos semanales de actividad intensa, la mortalidad fue 50 % menor que la de los inactivos. Y un 20 % de las muertes en el grupo no se habrían producido si hubieran seguido las recomendaciones médicas.
Pero hay algo bien llamativo en esta investigación. Se encontró que en personas que llevan hasta 40 años de inactividad, las ventajas de moverse aparecen incluso sin cumplir los 150 minutos semanales. Con una actividad moderada de apenas 50 minutos semanales la mortalidad se redujo 31 %.
Este hallazgo refuerza la idea de que el ejercicio debe ser una prescripción médica, tal como con los medicamentos. Con eliminar un poco del sedentarismo, se está beneficiando a la persona, que incluso podría animarse a moverse aún más.
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