Tal parece, de acuerdo con un estudio aparecido en el
Journal of Experimental Biology que muchos animales marinos podrían perder la
visión en el mar del futuro. O, mejor, ya podrían estar perdiéndola.
(Niveles bajos de oxígeno afectan la visión de pulpos y otros animales. Foto Wikipedia Commons)
¿Por qué? Para convertir las partículas de la luz en
información visual el cuerpo depende del oxígeno. Y oxígeno es lo que comienza
a escasear en algunas regiones de los océanos.
La cantidad de oxígeno disponible para invertebrados
marinos como calamares, cangrejos y pulpos puede ser más importante para su
visión de lo que se creía.
Los investigadores encontraron una reducción
significativa en la actividad de la retina en cuatro especies de larvas (dos
cangrejos, un pulpo y un calamar) cuando eran expuestas a ambientes con oxígeno
reducido durante al menos 30 minutos.
Según el reporte, para algunas especies incluso una caída
mínima en los niveles de oxígeno derivó en una pérdida casi inmediata de
visión, generándoles casi una ceguera total antes de que subiera el nivel de oxígeno.
Lillian McCornick, de Scripps Institution of Oceanography
en La Jolla, California, considera que alguna forma de problema visual debe ser
rutina diaria para esas especies, que en su actividad de alimentación migran de
una superficie saturada en oxígeno a profundidades hipóxicas (faltas de ese
elemento).
Resulta que los niveles de oxígeno se están reduciendo en
muchas áreas de los océanos, en parte por el cambio climático. Entonces el
riesgo para estos animales aumenta.
Para su estudio, los investigadores tomaron el calamar (Doryteuthis
opalescens), dos pulpos (Octopus bimaculatus), un cangrejo atún (Pleuroncodes
planipes) y un cangrejo de las rocas (Metacarcinus gracilis).
Todas estas especies desarrollan lo que se conoce como migración
vertical. De noche migran cerca de la superficie para alimentarse y en el día
descienden a grandes profundidades para ocultarse del Sol y los depredadores
que este trae.
En su migración, el nivel de oxígeno cambia mucho. Hay
suficiente cerca a la superficie, pero muchísimo menos a 50 metros de
profundidad, donde habitan en el día muchos crustáceos y cefalópodos.
Con electrodos midieron la actividad eléctrica en los
ojos de cada larva, esta decayó de 60 % a 100 % cuando fueron expuestas a
niveles muy bajos del vital elemento.
Una preocupación de cara al futuro de los mares y la vida
en ellos.
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