Polvo del Sahara hacia el oeste. Cae en Canarias, Cabo Verde y las Américas. Foto Nasa
Polvo que transporta el viento. Tormentas. Monstruosas y
masivas en los desiertos. Fenómenos que generan algo más que contaminación del
aire.
Son, de acuerdo con un nuevo estudio, medios de
transporte de una variedad de patógenos que impactan ecosistemas y pueden
afectar la salud humana.
Ya vamos a ver lo que encontraron.
La investigación analizó el contenido de partículas de
polvo transportadas por el viento desde los desiertos de Asia Central hacia
Corea del Sur y Japón.
En esa región asiática están los desiertos de Gobi y
Taklimakan. De la primavera al verano y el otoño el viento sopla continuo y
dispersa partículas sobre Asia oriental, Japón y a través del Pacífico.
Los satélites rastrean esas enormes nubes de polvo, pero
no se ha analizado qué contienen.
Según el estudio publicado en el Journal of Geophysical
Research: Atmospheres, se recogieron muestras de polvo de aquellos dos países y
con secuenciación de ADN se determinaron las especies de bacterias patógenas.
Se estableció que el polvo transportado por los fuertes
vientos contenía al menos 400 especies de bacterias, incluyendo algunas dañinas
para los humanos, de los géneros Staphylococcus y Bacillus.
“Nuestros datos revelan que las partículas de polvo
mineral incluyen fragmentos nucleótidos de especies patógenas”, dijo Teruya Maki
de Kanazawa University en Japón, cabeza del trabajo.
“Adicionalmente hemos demostrado que los hongos asociados
con los eventos de polvo pueden aumentar los niveles de alérgenos hasta 10
veces”.
Para su investigación, los científicos utilizaron helicóptero
y globos para recoger las muestras a gran altura.
Además usaron dos estaciones constantes de monitoreo a 10
metros de altura durante 4 meses de 2015. Estaciones situadas en Yongin, Corea
del Sur y en Yonago en Japón, ambas sobre la línea principal de transporte de
polvo.
No solo identificaron partículas biológicas, sino
contaminantes como el hollín.
Los científicos, de Japón, Corea,Singapur y Nueva Zelanda
hallaron más cantidad de contenido bacteriano desde comienzos de la primavera
hasta finales del verano.
Y se sorprendieron pues tipos no esperados de bacterias
también estaban en las muestras: bacterias marinas, recogida por los vientos en
su paso sobre el agua.
Lo que parece un estudio más no lo es por sus
implicaciones y sabiendo además que los eventos de polvo se deben intensificar
en todo el mundo durante las próximas décadas por el cambio climático. Los
desiertos serán más áridos y los eventos climáticos más frecuentes y extremos
pueden fortalecer los vientos.
Aunque la investigación se centró en aquella región asiática, se estima que lo mismo sucede con vientos que llevan polvo a otras zonas del planeta.
Así que ¡cuidado con el polvo que le cae encima!
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